Los manifestantes en Sri Lanka prenden fuego a la residencia del primer ministro
Ranil Wickremesinghe es en gran parte responsable de la crisis económica, de una magnitud sin precedentes, si bien quien ya ha anunciado su dimisión es el presidente del país
Las manifestaciones en Sri Lanka se desarrollan desde hace más de tres meses, pero en los últimos días, han subido de nivel.
Miles de personas inundaron su capital, Colombo, para protestar contra la gestión del Gobierno en cuanto la creciente crisis económica. Pero las manifestaciones se tornaron violentas: la muchedumbre asaltó la residencia del presidente, y prendió fuego a la del primer ministro Ranil Wickremesinghe.
Wickremesinghe es en gran parte responsable de esta crisis, de una magnitud sin precedentes desde la independencia del país en 1948. Por su culpa, Sri Lanka sufre escasez de carburante, alimentos y medicamentos debido a la falta de divisas, que se suma a una inflación galopante.
Este país insular de 22 millones de personas, situado al sur de India, lleva meses con cortes de electricidad, largas filas de espera para comprar combustible y una inflación récord, lo que ha generado frecuentes manifestaciones y disturbios masivos. El Gobierno declaró una moratoria sobre su deuda externa por 51.000 millones de dólares.
Amedrentado por las protestas, en las que participan ciudadanos de todos los puntos del país, Wickremesinghe presentó su dimisión precipitadamente. Sin embargo, la muchedumbre atacó e incendió igualmente su residencia, según informaron fuentes gubernamentales.
«Los manifestantes irrumpieron en la residencia privada del primer ministro Ranil Wickremesinghe y la incendiaron», indicó la oficina del jefe de Gobierno.
Del presidente del país, Gotabaya Rajapaksa, que acaba de anunciar su dimisión el próximo 13 de julio a través del presidente del Parlamento, no hay ni rastro; huyó cuando, horas antes, la horda de personas que participaban en la manifestación irrumpió en su residencia oficial. Cientos de personas llenaron las habitaciones, incluyendo el despacho presidencial, y se bañaron en su piscina.
Rajapaksa, del que todos piden a gritos la dimisión, se encuentra escondido en un lugar secreto y seguro, protegido por varios miembros del ejército.