Uno de los «objetos voladores» derribados por EE.UU. podría ser un globo doméstico de 12 dólares
Un globo doméstico, con un valor de 12 dólares, empleado por los aficionados a los artilugios aerostáticos, podría ser el responsable de la psicosis desatada en Estados Unidos en las últimas semanas por la aparición de objetos volantes no identificados sobre los cielos de Norteamérica.
La psicosis comenzó tras la detección sobre las aguas frente a Carolina del Sur de un globo aerostático espía chino a gran altura, que fue derribado el 4 de febrero por aviones de combate F-22 de la fuerza aérea estadounidense.
Los debates sobre la naturaleza de este globo –que Pekín reconoció que era suyo–. China defiende que se trataba de un globo meteorológico con fines científicos que se desvió de su ruta arrastrado por fuertes vientos tras perder su sistema de navegación.
El Pentágono, sin embargo, trabaja con la teoría de que se trataba de un globo espía que tenía como objetivo espiar las comunicaciones en las bases militares de Guam y Hawaí.
El globo, efectivamente, habría perdido su sistema de navegación. Arrastrado por los vientos acabó, primero, sobre Alaska y, luego, habría volado hacia el sur hasta terminar sobre Carolina del Sur.
En los días siguientes saltaron las alarmas por la detección de otros tres artilugios, aunque estos eran notablemente distintos: más pequeños, con formas diferentes –los pilotos hablaron de objetos octogonales–, y muy difíciles de derribar.
Uno de ellos, el que se interceptó sobre los grandes lagos en Michigan, fue necesario el empleo de dos misiles para derribarlo, ya que el primero falló el objetivo.
El misterio lo habría resuelto una asociación de aficionados a los globos aerostáticos que se dedica a enviar a la atmósfera globos –muy parecidos a los empleados en fiestas infantiles pero de mayor tamaño– con pequeños artilugios, como coches de juguete o cámaras en miniatura para grabar la ascensión.
Entonces el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, agradeció a la fuerza aérea estadounidense y al presidente Joe Biden por ayudar a garantizar la seguridad del espacio aéreo canadiense.
La organización de aficionados a los globos aerostáticos no vinculó ambos sucesos, pero según publica The Guardian, la trayectoria registrada por el artilugio, y su ubicación en el momento en que dejó de transmitir su posición, parece confirmar que el globo enganchado a un tapón de botella es el que derribó el costoso misil de medio millón de dólares disparado por el caza F-22.