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Javier Milei y Pedro Sánchez

Javier Milei y Pedro Sánchez

Cronología de los desmanes de Sánchez contra Milei y la fractura de la relación histórica con Argentina

Intervino en la campaña electoral en apoyo a Sergio Massa, el candidato presidencial de la izquierda argentina, pero fue incapaz de felicitar a Milei

Este fin de semana, el Gobierno de Pedro Sánchez ha escenificado el último vergonzoso capítulo de una serie de desmanes contra el presidente argentino Javier Milei sin que le preocupase la buena relación que España y Argentina deben procurar por sus intereses comunes y su larga historia compartida.

En noviembre del año pasado, Sánchez intervino en la campaña electoral del país sudamericano y apoyó a Sergio Massa, el derrotado candidato presidencial de la izquierda argentina, pero fue incapaz de felicitar a Milei quien resultó electo presidente tras un proceso democrático incomparable con las farsas electorales de Nicaragua o la que orquesta Nicolás Maduro actualmente en Venezuela.

Sin el mayor rubor y con un sectarismo que ya trasciende las fronteras de España, Sánchez felicitó la toma de posesión del presidente Bernardo Arévalo de Guatemala, pero se ausentó y guardó silencio de la de Milei en Buenos Aires.

«La voluntad del pueblo guatemalteco ha triunfado» dijo en aquella ocasión, pero fue incapaz de decir lo mismo de la voluntad popular del pueblo argentino que dio la espalda a sus amigos kirchneristas, resultado que reconoció la propia Unión Cívica Radical, miembro de la Internacional Socialista que preside Sánchez.

Fue Felipe VI el que tuvo que dar la cara por España al acudir a la toma de posesión de Milei (el 10 de diciembre), un acto al que no le acompañó ningún miembro del Gobierno a pesar de que la Constitución dictamina que «los actos del Rey estarán siempre refrendados» por «el Presidente del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes».

Sin embargo, Sánchez ha ido más lejos e incluso ha cuestionado la legitimidad democrática de los gobiernos ganados por partidos de derecha. Así se desprende de un discurso de Sánchez en La Coruña durante la clausura de la convención política del PSOE a finales de enero donde aseguró que existe una «internacional ultraderechista» que «está avanzando por Europa, en la sociedad española y fuera del continente europeo».

Aunque sin nombrarlos, Sánchez despreció sin a los gobiernos de derecha que han llegado al gobierno en diferentes países: la Italia de Giorgia Meloni, la Hungría de Viktor Orbán y el propio Milei.

Sánchez se refirió a todos esos gobiernos de derechas como una «coalición de reaccionarios que desgraciadamente estamos viendo prosperar en distintas ciudades, comunidades autónomas y también países».

Con lo anterior queda claro que Sánchez no reprenderá, ni mucho menos cesará a Óscar Puente, por sus inoportunas y poco diplomáticas insinuaciones de consumo de drogas por parte del presidente argentino.

Por el contrario, resulta evidente que más que torpeza, se trata de una estrategia de crispación para movilizar a los socialistas y avivar las divisiones en la derecha española, donde Milei es un cercano aliado de VOX mientras el PP guarda distancia profiláctica, todo en plena campaña catalana.

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