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El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y la italiana Giorgia Meloni

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y la italiana Giorgia MeloniEFE

Orbán levanta junto con Meloni un frente común antes de la cumbre para elegir a los líderes de la UE

A pesar de sus diferencias con respecto a Ucrania, destacan sus puntos comunes sobre migración irregular y su rechazo al pacto de los altos cargos

Viktor Orbán está estrechando lazos y buscando aliados de cara al inicio de su presidencia rotatoria en el Consejo de la Unión Europea. Hungría asumirá el 1 de julio el mandato relevando a Bélgica y sobre sus hombros recaerá la agenda del Consejo para el próximo semestre. Le será más difícil si no cuenta con apoyos sólidos como puede ser el de la primer ministro italiana Giorgia Meloni, con la que se reunió este lunes en Roma.

Los dos líderes hablaron de la inminente cumbre europea que se celebrará el jueves y viernes en Bruselas para clarificar los nombramientos de los altos cargos de la Unión Europea. En la primera toma de contacto, populares, socialistas y liberales dejaron claro que el acuerdo tendría lugar entre ellos y que dejarían de lado a los conservadores, algo que Orbán considera que no se puede apoyar «de ninguna manera».

Según él, hay «tres partidos que escogen los principales puestos» y el proyecto europeo no se inventó para eso, sino que era algo de «grandes y pequeños» basado en la «inclusión». De la misma opinión es Giorgia Meloni, que ya definió la última cumbre como «surreal» y que tratará de plantar cara esta semana para que se tenga en cuenta a los conservadores a la hora de los nombramientos, ya que es lo que han marcado los resultados electorales.

Los máximos representantes del conservadurismo en Europa no solo hablaron de los altos cargos, sino que, en una declaración conjunta, manifestaron su cercanía ideológica en temas como el fomento de la natalidad o la contención de la inmigración. Los lazos de Italia y Hungría gozan de buena salud aunque haya posturas encontradas en cuanto a la guerra en Ucrania, donde las posturas, según reconoció Meloni, «no son siempre coincidentes».

Sin embargo, elogió la cordialidad que había ejercido el dirigente húngaro a la hora de «permitir» la toma de decisiones con respecto a Kiev pese a que disponía de opciones de veto tanto en el ámbito de la UE como de la OTAN.

Donde sí se cerró en banda el primer ministro húngaro fue a la hora de incorporarse al grupo de los conservadores de ECR en el Parlamento Europeo. Mostró su compromiso con Meloni para «fortalecer a los partidos de derechas» pero rechazó su entrada en el grupo al haber incorporado recientemente al partido nacionalista rumano AUR, a quien Orbán define como «antihúngaro».

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