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Lucy Letby

Momento de la detención de Lucy Letby el 3 de julio de 2018 en su casa de ChesterAFP

Crímenes execrables

Cadena perpetua a la enfermera Lucy Letby, la mayor asesina de bebés de Inglaterra

«Apártate de ahí Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a Él sólo servirás». Con frase directa, Jesús afirmaba su postura ante el diablo y terminaba las tentaciones. Una premisa religiosa y fundamental para apartar al diablo que ojalá hubiera seguido Lucy Letby de 34 años como reencarnación del mismo.

La sanitaria vivió una infancia (aparentemente) normal y cumplió el sueño de dedicarse a los recién nacidos. Al final ha acabado convertida en la mayor asesina de bebés de Europa.

Según recordó The Times, ya ha sido declarada culpable por el asesinato de siete bebés y la tentativa por otros seis en un hospital neonatal llamado Countess, situado en la región de Chester, al noroeste de Inglaterra y cercano a Gales.

En el último juicio, otro Tribunal de Manchester la condenó el martes por intentar matar al bebé conocido como ‘K’. El tribunal concluyó que esta enfermera manipuló el tubo de respiración del recién nacido con el objetivo de acabar con su vida.

Un intento de asesinato todavía más execrable si tenemos en cuenta que se trataba de una niña prematura que habría nacido en el sexto mes de embarazo y que «se encontraba notablemente bien», según fuentes hospitalarias.

La asesina, a primeras horas del 17 de febrero de 2016, esperó dos horas después de su nacimiento para llevar a cabo esta acción abominable. Fue el pediatra Ravi Jayaram, quien la pilló en su fechoría.

La neonata fue trasladada al hospital Arrowe Park, especializado en el cuidado de prematuros extremos, pero falleció allí tres días después. La fiscalía, sin embargo, no alegó que Letby provocara su muerte.

«Un viaje largo y doloroso»

Tras conocer la nueva condena, la detective Nicola Evans, de la policía de Cheshire, dijo: «Este ha sido un viaje largo y doloroso para los padres de Baby K. Han tenido que enfrentar negaciones continuas y soportar evidencia muy personal y perturbadora durante el juicio».

La sangre fría con la que Letby asesinó a tantos inocentes, no deja de sorprender. Se sabe que la sanitaria quiso acabar con los bebés inyectándoles aire, forzándoles a beber leche, y envenenándolos con insulina. Pese a sus acciones del todo flagrantes, la aparente dulce Lucy logró librarse de otras condenas gracias a deficiencias en el sistema de justicia británico.

A pesar de que la mortalidad neonatal se disparó un 10 % más de lo esperado entre junio de 2015 y junio de 2016, la Comisión de Calidad del Cuidado elogió la «cultura positiva» del hospital donde trabajó Letby.

Aunque tarde, un jurado popular la condenó a pasar toda su vida entre rejas. Satanás estará orgulloso de ella.

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