Boric habla abiertamente de «dictadura» en Venezuela mientras que el Gobierno guarda silencio
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha limitado a pedir la publicación de las actas
Venezuela, un mes después de las elecciones, sigue inmersa en una grave crisis política. Mientras que Nicolás Maduro se ha encumbrado como el ganador de los comicios, la oposición denuncia fraude y reclama la publicación de las actas. Una exigencia que también ha demandado la comunidad internacional, entre los que destaca Chile.
Su presidente, Gabriel Boric, y tras el aumento de represión contra la oposición, no ha dudado en hablar de manera pública de «dictadura» al referirse a la situación en Venezuela. El régimen venezolano de Nicolás Maduro es «una dictadura que falsea elecciones», sentenció el mandatario de izquierdas. La dura posición del presidente chileno ha abierto un cisma en la región y le ha alejado de sus principales colegas sudamericanos, en Brasil y Colombia.
El pasado jueves, tras conocerse la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela de convalidar el controvertido resultado de los comicios celebrados el 28 julio, que concedieron el triunfo a Nicolás Maduro con un 51,9 % de los votos frente a los 43,2 % del candidato opositor Edmundo González, Boric indicó que el máximo tribunal estaba terminando de «consolidar el fraude».
«Chile no reconoce este falso triunfo autoproclamado de Maduro y compañía. El TSJ de Venezuela termina de consolidar el fraude. El régimen de Maduro obviamente acoge con entusiasmo su sentencia que estará signada por la infamia», subrayó en su cuenta de X, antes Twitter.
Silencio desde el Gobierno de España
La postura crítica de Boric contrasta, sin embargo, con el atronador silencio desde el Gobierno de España, que se niega a llamar por su nombre al régimen de Maduro. Sin ir más lejos, este lunes, y tras todo lo acontecido en Venezuela durante este último mes, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, a la pregunta de si hay una dictadura en el país hispanoamericano, ha respondido: «No estamos aquí para hacer de politólogos».
Unas declaraciones que intentó matizar asegurando, posteriormente, que el Ejecutivo «no va a reconocer ningún resultado electoral si no se exhiben las actas de todas las mesas y pueden ser verificadas por la oposición y por los organismos independientes».
Una tibia posición que ha provocado fuertes críticas desde la oposición. El portavoz del Partido Popular, Borja Sémper, denunció una «calculada y vergonzosa equidistancia» respecto a la crisis política abierta en Venezuela.