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Cuadro que muestra la Independencia de México en la que intervinieron los sacerdotes excomulgados

Cuadro que muestra la Independencia de México en la que intervinieron los sacerdotes excomulgadosRedes sociales

La reivindicación de López Obrador que el Vaticano nunca respondió

También a la Iglesia se le solicitó el perdón desde México por las «oprobiosas atrocidades» del Descubrimiento de manera obsesiva y la retirada de la excomunión de los sacerdotes Hidalgo y Morelos

«¿No cree que en vez de afectar a la Iglesia Católica una referencia en honor de Hidalgo y Morelos la enaltecería y causaría la felicidad de la mayoría de los mexicanos?», afirmaba Andrés Manuel López Obrador (AMLO como se le conoce en la nación hermana) en una carta explícita, que le fue entregada en mano al Papa Francisco en el Vaticano, hace un tiempo a través de su mujer Beatriz Gutiérrez Müller, también con 'apellidos indígenas' como se ve, de visita por Europa y recibida cordialmente por el Santo Padre.

Tal misiva ya había sido anunciada previamente por AMLO en su habitual ‘mañanera’, la rueda de prensa matutina y diaria donde ‘despacha’ asuntos de actualidad que últimamente tienen mucho que ver con críticas lacerantes al Descubrimiento y a la Colonización española. En alguna ocasión incluso dedicada a nuestro país en exclusiva.

En el año 1810 se promulgó por el obispo de Valladolid el edicto de excomunión del padre Miguel Hidalgo Costilla, iniciador de la guerra de Independencia de México que, asimismo, más tarde en 1811, fue degradado del fuero secular el cura José María Morelos y Pavón, su antiguo discípulo. Ambos fueron condenados a muerte por su participación en el levantamiento armado revolucionario.

Beatriz G. Müller, esposa del presidente, estaba visitando las cancillerías europeas solicitando préstamos culturales que enaltecieran las celebraciones mexicanas de los 200 años de su independencia.

El presidente mexicano incluyó también en su carta autógrafa la reivindicación de la figura de los curas revolucionarios Hidalgo y Morelos, además de la reiterada petición de que la Iglesia pidiera perdón por «las oprobiosas atrocidades» que en su opinión padecieron los pueblos originarios hace 500 años.

Una semana antes había enviado una carta con la misma intención a España y con el Rey Felipe VI como destinatario. Y ahí empezaron los conflictos con la Corona y, por lo tanto, con el Reino de España, que como se ve se han convertido en obsesivos, como refrendan las palabras plenas de resentimiento hacia nuestro Rey pronunciadas ahora por Claudia Sheinbaum, la presidenta electa de México, que además ha ido todavía más lejos al crear un nuevo conflicto diplomático entre nuestras naciones hermanas al poner veto a la presencia de nuestro jefe de Estado en su toma de posesión del próximo mes de enero.

Fue una visita al Santo Padre protocolaria, afable, la de la primera dama mexicana, que probablemente no entusiasmó al Pontífice dado el carácter reivindicativo de la misiva, añadida a la solicitud de ciertos códices, en un momento en que las relaciones de la Conferencia Episcopal Mexicana con el Gobierno de México no eran las más cordiales en ese momento, como se ha sabido recientemente, a partir de que AMLO le reclamara más energía para denunciar lo que él denominaba «neoliberalismo creciente».

Sobre el contenido de la carta de la mujer de AMLO tampoco está de acuerdo una buena parte de la sociedad mexicana, entre ellos incluso los zapatistas, que en un comunicado afirmaron que no creían que ni España ni la Iglesia Católica debieran disculparse por la Conquista de México-Tenochtitlan, ocurrida entre 1519 y 1521.

Beatriz G. Müller visitó al Papa en aquel momento, vestida de riguroso color negro y tocada con un velo del mismo color, tal y como exige el protocolo para las esposas de los jefes de Estado de las naciones católicas, con algunas excepciones como la de la Reina de España, que viste de blanco si visita el Vaticano como antiguo privilegio.

El Papa Francisco sí que envió otra una misiva a México en la que el Vaticano pedía perdón por los «pecados» cometidos por la Iglesia Católica en el país mesoamericano. No obstante, no criticaba la acertada excomunión de los religiosos Hidalgo y Morelos, que jugaron un papel sanguinario en la Independencia de México.

En muchos ámbitos mexicanos, sin embargo, se interpreta que la postura reiterada del presidente en su crítica ácida a la conquista de México por España, hace 500 años, lleva implícita la intención de ser una ‘cortina de humo’ para disimular los múltiples problemas político-sociales y económicos mejicanos, agravados por su crónica y proverbial falta de seguridad en ciudades y pueblos que, a pesar de sus promesas, AMLO no ha sido nunca capaz de contener en todo su mandato, sino todo lo contrario, a pesar de sus promesas electorales que ahora se han repetido en la campaña de Sheinbaum.

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