Entrevista con el presidente de The Bow Group del Reino Unido
Ben Harris-Quinney, estratega británico: «El Partido Conservador necesita escorarse a la derecha para ganar a lo grande»
Se muestra crítico sobre la recién elegida líder del partido, Kemi Badenoch, pues no ve en ella la baza necesaria para impulsar cambios de fondo
Ben Harris-Quinney preside desde hace años The Bow Group, la más antigua de las fundaciones vinculadas al Partido Conservador británico, habiendo sido creada en 1951, cuando el líder se llamaba sir Winston Churchill. Mas esos históricos vínculos no significan una alineación sistemática sobre la postura del partido o sus dirigentes: en su caso, ya se muestra crítico sobre la recién elegida líder del partido, Kemi Badenoch, pues no ve en ella la baza necesaria para impulsar cambios de fondo en la sociedad británica.
La victoria de Badenoch «es una continuación: el Partido Conservador lleva casi 40 años prometiendo y fracasando a la hora de aplicar políticas conservadoras, que es lo que quieren sus votantes y afiliados» argumenta. «Muchos en el partido ven a Thatcher como la última líder conservadora eficaz. Badenoch fue el miembro más veterano de un Gobierno [el de Rishi Sunak] que no cumplió lo prometido, y no da muestras de estar dispuesta a tomar las medidas audaces que ahora se requieren».
–¿Hasta qué punto sus orígenes han sido una baza para su victoria?
–El Partido Conservador, y toda la clase dirigente, han hecho gran alarde de la elección de la primera mujer negra como líder conservadora, pero sospecho que resultará irrelevante para los ciudadanos, que necesitan medidas urgentes para múltiples crisis, no políticas identitarias. En las elecciones estadounidenses vimos que, cuando hay que responder a grandes preguntas, a la gente le interesan mucho menos los perfiles raciales o de género de los posibles líderes.
–Con todo, su victoria ha sido nítida. ¿Cómo puede beneficiarse de los primeros errores del Gobierno de Starmer? El machaque fiscal recién anunciado, por ejemplo.
–El establishment está en un ciclo de muerte lenta en el Reino Unido, al igual que el sistema electoral de mayoría relativa. Predije que, a pesar de ganar por amplia mayoría, el Gobierno laborista se volvería extremadamente impopular muy pronto, y así ha sido. Starmer va camino de convertirse en el primer ministro más impopular de la historia sólo 6 meses después de las elecciones.
-Una inesperada oportunidad para los conservadores, cuatro meses después de haber sido aplastados.
–La mayor baza de Badenoch no son sus propias capacidades, sino los errores del Gobierno laborista y del primer ministro Starmer. Badenoch, sin embargo, aunque saliera elegida en las próximas elecciones, probablemente repetiría este proceso. No tiene las políticas radicales ni los aliados necesarios para evitar el declive nacional y probablemente cometería los mismos errores que el último Gobierno conservador.
–¿Le benefició la radicalización del discurso de su rival Robert Jenrick?
–Jenrick estaba más cerca de lo que hay que hacer, pero le faltaba carisma para transmitir el mensaje. Ambos están manchados por su anterior participación en gobiernos conservadores muy impopulares y se enfrentan a la pregunta de por qué no actuaron antes. Los militantes conservadores sólo pueden elegir entre dos candidatos preseleccionados, por lo que el vencedor es un mal indicio de lo que quieren los miembros; o, lo que es más importante, los votantes. Un indicio más fuerte es el aumento de popularidad de Nigel Farage y el Partido Reformista.
–Puede, pero Badenoch necesitará al sector moderado del partido y del electorado para ganar las elecciones. ¿Cómo hará para convencer a los no identificados con sus ideas?
–Los últimos 50 años de historia electoral del Reino Unido demuestran que el Partido Conservador obtiene sus mayores victorias cuando se le percibe como sólidamente conservador. Fue el caso de Thatcher y de la victoria de Boris Johnson en 2019. Tanto los laboristas como el Partido Conservador han necesitado históricamente escorarse a la derecha para ganar a lo grande. Las ideas del actual Gobierno laborista provocarán un mayor declive, y crearán cada vez más el espacio para que ideas más radicales lo reviertan. Probablemente empujará a muchos votantes moderados más a la derecha.
–Por eso: ¿está Badenoch realmente decidida a erradicar el wokismo?
–No. Badenoch sigue la misma táctica que David Cameron. Se sitúa justo a la derecha de Starmer. Es una crítica del wokismo, pero en términos políticos no está dispuesta a tomar las medidas necesarias para contrarrestar las fuentes de esas ideas.
–¿Por ejemplo?
–Abandonando organismos internacionales como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, condenando todas las ideas que provienen del lobby Lgbt, y estando dispuesta a poner fin a la era de la inmigración masiva.
–¿Podrán ella y Trump trabajar juntos, pues en principio comparten ideas y agenda? ¿O se parece más a Meloni?
–Es probable que esté abierta a trabajar con Trump y Meloni si eso le llama la atención, pero se echará atrás si atrae la polémica. Al igual que Cameron, hablará bien fuera del Gobierno, pero es probable que no consiga ningún cambio político significativo. Incluso fuera del Gobierno tiene la oportunidad de reformar completamente el Partido Conservador, cambiar el proceso de selección de candidatos y democratizarlo, y trabajar con Nigel Farage. Sin embargo, se ha resistido a todos estos llamamientos.
–¿Depende mucho del establishment?
Badenoch es una figura del establishment con vínculos dentro del establishment. Su aliado más cercano es Michael Gove, el «arquitecto» del Gobierno de Cameron. Como en el caso de Cameron, las únicas medidas radicales que probablemente adopte serán el resultado de presiones externas, y no de su propio liderazgo.