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Avión de transporte pesado Antonov An-124 preparándose para cargar equipo en la base aérea rusa Hmeimim en la provincia occidental de Latakia

Avión de transporte pesado Antonov An-124 preparándose para cargar equipo en la base aérea rusa Jmeimim, en LatakiaAFP

Rusia se hace fuerte en Libia tras su salida forzada de Siria en un nuevo pulso a la OTAN

Moscú y la Alianza Atlántica apoyan a bandos diferentes en el conflicto libio, por lo que una mayor presencia militar rusa en el país norteafricano abre un nuevo frente de conflicto

La caída del régimen de Bashar al Asad en Siria ha supuesto un duro varapalo para la Rusia de Vladimir Putin, que fue uno de sus grandes pilares durante la guerra civil junto con la milicia chií libanesa Hezbolá, y finalmente dejó caer a su aliado ante una ofensiva relámpago de los rebeldes sirios. Ahora, Moscú se enfrenta a una compleja situación, ya que se ve obligado a abandonar las bases militares que controlaba en la nación árabe y le daban una salida al mar Mediterráneo, desde donde proyectaba su influencia desde Oriente Medio hasta África. Por ello, Rusia ha cambiado Siria por Libia.

El Kremlin, y a la espera de poder negociar sus condiciones con las nuevas autoridades sirias, entre las que destaca la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), ha retirado sus avanzados sistemas de defensa antiaérea y otras armas sofisticadas de sus bases en la nación árabe y ha empezado a trasladar toda la tecnología al país norteafricano, según ha podido saber The Wall Street Journal, citando fuentes tanto estadounidenses como libias. En este sentido, aviones de carga rusos habrían transportado entre otros, los radares para los sistemas interceptores S-400 y S-300, desde Siria a bases en el este de Libia controladas por el mariscal Jalifa Hafter, apoyado por Moscú.

Rusia, antes de la caída y posterior huida de Al Asad, contaba con dos bases militares en Siria, de vital importancia por su localización estratégica. Estas serían la base naval de Tartús, que se remonta a la época de la Unión Soviética, y la base aérea de Jmeimim, en la provincia de Latakia y operativa desde 2015, utilizada para lanzar ataques aéreos en toda Siria en apoyo al dictador. Tras la toma de los rebeldes sirios de la capital, Damasco, el pasado 8 de diciembre, imágenes satelitales muestran un trasiego poco habitual en las instalaciones militares rusas. Moscú ya había sacado a gran parte de su contingente de Siria para reforzar sus tropas en el frente ucraniano.

Aún así, el Kremlin mantenía una presencia más que significativa en el país mediterráneo, y no parece estar dispuesto a perder su influencia en la región. Este lunes, el portavoz ruso, Dmitri Peskov, señaló que no había «ninguna decisión final» sobre las bases militares y que Rusia estaba «en contacto con representantes de las fuerzas que ahora controlan la situación en [Siria]». Sin embargo, el líder islamista de HTS y hombre fuerte, Abu Mohammed al Golani, ya ha adelantado que quiere poner fin a la presencia extranjera en su país. Rusia, y con un panorama incierto, ya ha iniciado la mudanza hacia Libia, donde cuenta con presencia, a través sobre todo del grupo Wagner, que mantiene estrechos vínculos con el general Hafter, cuyo Ejército Nacional Libio controla el este del país, devastado por la guerra.

De hecho, según publica The Wall Street Journal, los combatientes de Wagner han utilizado las instalaciones del mariscal libio, incluida una base aérea, como centro de tránsito hacia otros países africanos. Así las cosas, Moscú estaría planteándose la posibilidad de mejorar las instalaciones del puerto de Tobruk para acoger buques de guerra rusos. Si Rusia finalmente acaba asentándose militarmente en Libia, supondría un nuevo desafío para la Alianza Atlántica, que apoya al otro bando en el conflicto libio, conocido como el Gobierno de Unidad Nacional, encabezado por Abdul Hamid Dbeibé. Este escenario podría abrir un nuevo frente entre los países miembros de la OTAN y Rusia, quienes ya han cruzado demasiadas líneas rojas estos dos últimos años en la guerra de Ucrania.

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