Si Maduro continúa en el poder, este será el oscuro panorama de Venezuela para el 2025
La desigualdad económica y la precariedad social en Venezuela continuará siendo una realidad incuestionable
La red conformada por las más importantes consultoras, centros de investigación y analistas económicos y sociales venezolanos, ofreció recientemente sus pronósticos para el país sudamericano de cara al 2025.
Las estimaciones de estos expertos es que el Producto Interior Bruto (PIB) podría tener un crecimiento entre 2,5 % y 4,5 %; pero aclaran que «se trata de un crecimiento modesto y a un ritmo débil, en vista de las múltiples restricciones a las cuales seguirá sometida la economía venezolana», pues no se vislumbran cambios significativos o creíbles.
En tal sentido, coinciden en que la expectativa dominante es que «no habrá ningún cambio importante de la economía ni en la realidad social del país, porque el punto de partida es muy bajo, tomando en cuenta la pérdida de más del 75 % del PIB en los últimos diez años».
Eso significa que la mayoría de la población, cerca del 70 % que ingresa en promedio 7,9 dólares americanos mensuales, seguirá sobreviviendo sin posibilidad de progreso alguno. En cambio, para un segmento pequeño de la población, 6 % aproximadamente, con ingresos mensuales de más de 1.800 dólares, la situación es muy diferente, porque seguiría inmerso en una burbuja de bienestar con un nivel de consumo muy superior, hasta de 70 veces el promedio nacional. El resto, 24 % de la población, continuará ingresando entre 200 y 550 dólares mensuales proveniente de su trabajo o emprendimiento y de las remesas que les llegan de sus familiares en el exterior.
Así que la desigualdad económica y la precariedad social en Venezuela continuará siendo una realidad incuestionable, tal como lo revela la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) que la Universidad Católica Andrés Bello viene elaborando desde 2023.
También dejaron claro que, aunque la economía mantenga un cierto crecimiento, eso no significa que todo el mundo se beneficie igual. A unos sectores económicos les irá mejor que a otros, en particular los que tuvieron un buen desempeño en 2024, los cuales seguirán creciendo, aunque sea modestamente, como es el caso de los sectores de tecnología, telecomunicaciones, alimentos, medicinas y servicios profesionales.
Otros sectores seguirán severamente deprimidos, como son los del antes dinámico sector de la construcción, cuya parálisis es de gran magnitud (98,4 %, según datos de la Cámara Venezolana de la Construcción) y el sector inmobiliario, afectado por el bajo poder adquisitivo de la población, y la ausencia de crédito bancario y de acceso al dólar.
Otra situación de extrema gravedad es el de la manufactura, afectada por diversos factores que inciden negativamente en su desempeño: baja demanda interna, altos impuestos, escasez de financiamiento, competencia desleal por importaciones y contrabando, deficiencias en servicios básicos, comercio ilícito e inseguridad jurídica, entre otros.
Otro tema muy importante que fue analizado, es la desigualdad de las regiones con respecto a la distribución de la actividad económica.
La terrible realidad que desvelaron fue que la mayor dinámica económica se concentra en la región central y capital con un 46 % de la actividad nacional. De modo que para más del 80 % de la nación, «la precariedad se percibe con gran intensidad, y constituye una expresión del marcado deterioro que actualmente se vive, y que tiende a agravarse, particularmente en materia de los servicios públicos y de la infraestructura productiva asociada a la manufactura, a la agroindustria y a la agricultura», sin que haya evidencias de que la situación vaya a cambiar.
No fue sorpresa, entonces, que la conclusión general compartida en los análisis y pronósticos para 2025, si es que la situación política actual, con Nicolás Maduro al frente del país, se mantiene después del próximo mes de enero, será que «no habrá crecimiento económico mayor el que ha habido hasta ahora, y que la inflación seguirá elevándose», y que «no habrá cambios sustantivos en la situación del país en el 2025, ni en los años inmediatamente siguientes».
El panorama se oscurece más si incluimos el tema social y el de la violencia represiva, en sus diversas formas, que ha marcado los últimos cinco años: 55 mil muertes violentas, 36 mil de las cuales ocurrieron a manos de los organismos policiales y de seguridad; 16 muertes de personas bajo custodia oficial; 15 mil personas arrestadas por razones políticas; 28 muertos en la represión poselectoral; 54 % de niños desnutridos o mal nutridos; la mortalidad materna en 21 por mil; índice récord de muertes entre enfermos de cáncer, o con afecciones renales, cardiopatías, SIDA, suicidios y enfermedades tropicales que habían sido erradicadas, debido a la carencia de atención médica; 67 % de la población en pobreza extrema, y 4,5 millones de niños y adolescentes fuera del sistema educativo y, finalmente, sin servicios básicos confiables (electricidad, agua potable, gas doméstico, gasolina o gasoil, e internet).
Al respecto, María Corina Machado ha dicho que «Maduro está totalmente acorralado. Sin embargo, todavía quedan personas de poca fe, que creen que somos un pueblo derrotado que debe conformarse con la humillación, con la indignidad de las sobras que deja el festín de los corruptos».
Para responder a estos desafíos, la lucha del pueblo venezolano por el logro de una transición pacífica hacia la democracia, de la mano de Edmundo González Urrutia y María Corina, va a continuar y reforzarse, aquí y en el exterior, con el creciente apoyo de las instituciones internacionales y los países aliados, tal como está ocurriendo.