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Carmen de Carlos
AnálisisCarmen de Carlos

Vladimir Putin se burla de Donald Trump y el americano le ríe las gracias

Putin es un estadista sin escrúpulos que piensa a largo plazo y usa a Trump que sueña con apartarlo de Xi Jinping. Nada más lejos de la realidad, China es y será el as en la manga del ruso que sabe más de ajedrez, donde no existen los faroles, que Trump de póker

Actualizada 18:51

Trump y Putin

Trump y PutinAFP

La guerra sigue, aunque Donald Trump finja que se ha detenido. Poco o casi nada ha cambiado tras la conversación entre el presidente de Estados Unidos y Putin. Hora y media larga de intercambio de impresiones se tradujo en buenas palabras de Washington y una lista detallada del Kremlin de exigencias, planteadas de forma que no pusiera demasiado en ridículo al hombre que se comprometió a terminar la guerra en 24 horas.

Putin no humilla a Trump y viceversa, pero el primero se burla del segundo sin que se le mueva un músculo... a ninguno de los dos. Por mucho menos, infinitamente menos, Zelenski recibió trato de apestado en la Casa Blanca y fue expulsado por la puerta de atrás.

Estados Unidos manifestó en público que el resultado de esa charla fue bueno, que habría tregua energética durante 30 días y ningún bombardeo en edificios civiles. Apenas unas horas más tarde, los drones rusos descargaban toda su furia en centrales eléctricas y hospitales ucranianos.

Entre el deseo de Trump y los planes de Putin, éste último impuso su voluntad. Una vez más, al margen de la ley. Atacar objetivos civiles está prohibido en la guerra, lo mismo que secuestrar niños y ambas cosas, además de las atrocidades conocidas, las ha cometido y comete Rusia por orden de Putin.

Lo que se dijeron Trump y Putin es en buena parte un misterio

Lo que se dijeron Trump y Putin es en buena parte un misterio. Se sabe lo que han querido hacer público y eso, a efectos reales de una posible paz, significa menos que nada, salvo para los 23 soldaos moribundos y los 175 rehenes de ambos bandos, intercambiados una vez más. Saber, saber, supimos que Putin y Trump están dispuestos a organizar un partido de Hockey entre sus dos selecciones, como si la invasión de Ucrania se enmarcara en un contexto de juegos olímpicos. Rusia siente el veto en las competiciones internacionales y esa decisión le permite volver al ruedo, pero en el contexto actual el anuncio resulta una frivolidad.

Zelenski pidió que los niños robados de Ucrania vuelvan con sus familias o lo que queda de estas. La petición no es menor ya que por ese delito, sobre la cabeza del ruso pesa una orden de busca y captura internacional. Pero Trump no ha dicho una palabra y Putin ni se lo plantea.

Hay algo perverso en la personalidad de Putin que recuerda a las juventudes hitlerianas. Secuestrar para el adoctrinamiento en centros especializados o en familias a los menores solo puede entrar en una cabeza enferma de poder y de sensación de impunidad. Lo vimos en Argentina y lo estamos viendo ahora. Pero hay algo también cruel en la mente de Donald Trump, no es aceptable esa indiferencia. Tampoco el ensañamiento con la víctima a la que han invadido su país y su complacencia genuflexa con el invasor.

Putin se ríe de Trump

Putin se ríe de Trump y éste parece que no se entera o no se quiere enterar. Le tiene tomada la medida y no cede absolutamente en nada porque lo quiere todo. El talento del estratega criado en los pechos del KGB es muy superior al del estadounidense que se celebra y se perdona cada vez que se mira al espejo.

Putin es un estadista sin escrúpulos que piensa a largo plazo y utiliza a Trump que sueña con apartarlo de la órbita de Xi Jinping. Nada más lejos de la realidad, China es y será el as en la manga del ruso que, puestos a jugar, sabe más de ajedrez, donde no existen los faroles, que Trump de póker.

Las cartas del fin de la invasión de Rusia a Ucrania están encima y debajo de la mesa, pero el dueño del casino de la guerra es Putin y ya se sabe, la banca, al final, siempre gana.

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