España y Chile, nuevas coincidencias
El lenguaje inclusivo, la paridad y las presiones de minorías agobian el día a día de sus ciudadanos
Lo que sucede en España se va replicando tarde o temprano en Chile. El nuevo traslado de los restos del fundador de la falange José Antonio Primo de Rivera, esta vez desde el Valle de los Caídos, se compara con la presión ejercida por el Gobierno chileno por remover la estatua del héroe de la Guerra del Pacífico, General Manuel Baquedano. Tras el estallido delictual de 2019, el otrora homenajeado general, debió ser trasladado a un museo militar. Lo mismo ha sucedido con una estatua del Almirante José Toribio Merino, excomandante en jefe de la Armada de Chile. Para que hablar de las placas, bustos o monumentos en honor al expresidente Augusto Pinochet, quien para muchos en Chile –hoy probablemente una mayoría– lo consideran un héroe por haber salvado a Chile del marxismo. El Gobierno español se sostiene, gracias al apoyo de partidos de extrema izquierda y separatistas. En Chile, el Gobierno de Boric sobrevive, gracias a una coalición que incluye al partido comunista.
España es gobernada por un gobierno en extremo feminista, lo mismo que en Chile. El lenguaje inclusivo, la paridad y las presiones de minorías agobian el día a día de sus ciudadanos. España enfrenta una disminución de la religiosidad popular, cuyas causas –entre otras– al igual que en Chile, están en una agresiva intervención del Estado en los planes de estudio de la educación privada y pública. España y Chile ven amenazadas instituciones del Estado, que tienen roles de equilibrio de poderes, por nombramientos de políticos sin independencia a la hora de dirimir aspectos claves de la contingencia y de la convivencia. En España, VOX, un partido político inexistente hasta hace poco, irrumpe como alternativa de futuro transformándose en la tercera fuerza política española. En Chile, casi en paralelo, surge un partido de derechas –ultraderecha para la prensa «progre»– el cual logra en las últimas elecciones presidenciales ganar la primera vuelta y obtener 44 % de los votos en la segunda, cediendo el triunfo al joven Gabriel Boric, hoy presidente.
Si esa misma elección fuese hoy, tras un año de gobierno, no hay dudas que el líder de la derecha José Antonio Kast sería presidente. El próximo día 7 de mayo, Chile deberá elegir consejeros constitucionales, quienes intentarán producir un texto final en base a un borrador que le entregará un grupo de expertos, el cual será sometido a un plebiscito de salida. Las encuestas de opinión para las elecciones del día 7, anticipan una estruendosa derrota de los candidatos de la coalición gobernante y un ascenso importante de los candidatos republicanos, que representan a la derecha chilena, pues la antigua derecha emigró hacia el centro político. España y sus ganaderos y agricultores, enfrentan persecución de grupos ambientalistas, animalistas, veganos y anarquistas, quienes pretenden cambiar los modos de producción y de alimentación de los consumidores. En Chile sucede lo mismo.
En España, grupos organizados persiguen el toreo como expresión tradicional y en Chile ocurre lo mismo con el rodeo chileno, ambos con amplio apoyo popular. Es probable que España de la mano del PP y de VOX sean gobierno próximamente, y en Chile cómo van las cosas y aunque faltan tres años, el próximo gobierno sería de derechas. El fenómeno de la inmigración ilegal sigue y seguirá siendo un problema en España, lo mismo que en Chile, por una extensa frontera de difícil control y por ya haber en Chile un 10 % de inmigrantes, 2/3 de estos ingresados ilegalmente en los últimos diez años. Entre tantas similitudes, hay algunas grandes diferencias que hacen concluir que el calvario chileno será más duro que el español. Chile está lejos de donde se genera la innovación y de los grandes centros de consumo. Chile está rodeado de países fracasados como Argentina, Perú y Bolivia.
El nivel cultural del chileno medio es muy inferior al de un español. España está en Europa y sus siglos de historia la hacen inalcanzable para un estoico pueblo chileno. España ha perdido influencia en Chile, mientras China toma posiciones en todos los sectores de la economía. Vienen tiempos de turbulencias por lo que Chile y España deberían promover mayor integración, pero no para copiar los modernismos españoles de políticos de paso, sino más bien, para empaparse de esa cultura bimilenaria que adorna cada rincón de España desde La Coruña hasta Valencia y desde Gerona hasta Cádiz.