El periodista que publicó el número de El Gordo antes del sorteo
Un reportaje en la Hoja del Lunes coruñesa anticipó en 1952 que el principal premio de la Lotería navideña sería para el 25.766
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El 22 de diciembre de 1952, los coruñeses se desayunaron con un reportaje firmado por José Blanco Díaz, conocido por Blanquito, en la Hoja del Lunes. En la primera página, la pieza de este redactor del periódico local El Ideal Gallego se anunciaba con una foto a dos columnas: en ella, un funcionario de la Delegación de Abastecimientos y Transportes sujetaba, formando un abanico, seis series del número 25.766. Debajo, se leía un texto que decía: «¡Guárdelos, guárdelos bien, amigo, porque los noventa millones pueden corresponder al numerito! Si la baza tiene éxito, el nombre de La Coruña sonará lo suyo. Sólo falta que la bolita diga su última palabra».
¿Cómo surgió el reportaje? De entrada, aclaremos que en aquella época los periódicos no salían a la calle los lunes, así que las asociaciones de la prensa promovían la publicación ese día de la cabecera Hoja del Lunes. En el caso coruñés, la edición corría a cargo de la asociación de la prensa local. Los periodistas publicaban por turnos semanales, y aquella semana le tocó trabajar a Blanquito. Su amigo Jorge Víctor Sueiro, redactor también de El Ideal Gallego, había firmado unos días antes en este último diario un reportaje en el que afirmaba que la ciudad coruñesa no había sido agraciada con el Gordo en los últimos cien años y que «un cálculo sencillo» de probabilidades le decía que tenía que caer ese año. Retomando esa idea, Blanquito decidió hacer una pieza sobre el sorteo navideño. No le dio demasiadas vueltas al asunto: además de redactor, era jefe de contabilidad de Delegación de Abastos y fue allí mismo donde se tomaron las fotos –firmadas por Foto Blanco– y donde encontró inspiración para el texto.
El reportaje de Blanco Díaz, que en ningún momento habla de Abastos y se limita a citar «un organismo oficial», se reprodujo en la última página de la cabecera. He aquí el párrafo que, con el paso de las horas, más se comentaría: «Cual baraja de monumentales naipes, multicolor baza lanzada a la gran mesa nacional, luce en sus manos el cajero de un organismo oficial de La Coruña las seis series de un número: el 25.766. ¡Bonito por donde quiera mirársele! Hay puestas muchas ilusiones en este número que lleva en sus entrañas el eco de unas cuantas bellas ideas. Familias coruñesas conocidísimas verían cambiar el rumbo de sus vidas de modo rotundo si esas cinco cifras se clavaran como saetas en el primer plano de la actualidad española. Nuestro hombre, beatífico y simpático cajero –¡difíciles cualidades para el cargo!– echa la llave de la fuerte caja y sus goznes afianza bien esa conjetura de noventa millones de pesetas con que La Coruña inundaría de luz y de jolgorio unas Navidades que, posiblemente, fueran celebradas con el cierre de un organismo por falta de funcionarios. La baraja todavía no jugó sus cartas cuando estas líneas vean la luz».
Seis series, seis
En efecto, esas líneas premonitorias vieron la luz el día mismo del sorteo. A las 11:22 horas, el bombo instalado en el salón de sorteos de la Dirección General de Loterías escupió el Gordo: 25.766. Lo primero que trascendió es que se había vendido en la administración situada en el número 18 de la madrileña calle de Alcalá. Y lo segundo es que, desde ahí, había volado hasta Galicia.
A las 12:30 horas, todas las series de ese número –seis, premiadas con un total de 90 millones de pesetas– estaban ya depositadas en la sede central del Banco Pastor coruñés, impresionante edificio que en los años 20, cuando se levantó, fue el más alto de España. Allí habían sido depositadas por la Delegación de Abastecimientos y Transporte coruñesa.
¿Cómo había llegado ese número a la ciudad gallega? Pues lo había adquirido en la calle Alcalá un tal Eloy Manovel, funcionario de Abastos con destino en la capital española que antes había ejercido en A Coruña, urbe que había abandonado para estudiar canto en Madrid a la par que trabajaba. Sus antiguos compañeros le encargaron lotería aprovechando que el 1 de diciembre tenía que volver a la ciudad gallega con motivo de una función musical donde Eloy mostró sus dotes como tenor de ópera.
Por supuesto, muy repartido
La distribución de las participaciones la realizó el subdelegado provincial de Abastecimientos, Alejandro Pérez Riveiro, quien jugó 200 pesetas y ganó millón y medio, exactamente igual que el gobernador civil, Pardo de Santayana, que era el delegado del citado organismo público, y que el periodista Blanquito. No obstante, el máximo agraciado fue el secretario de la entidad, Ángel Blanco Suárez, que jugaba 300 pesetas.
El eco del premio llegó también a su ciudad de origen: hubo también madrileños ganadores, gracias a participaciones enviadas
Todos los empleados –más de cien– de Abastos de A Coruña, Ferrol y Santiago resultaron agraciados excepto uno: un repartidor de cartas que solo llevaba un mes y medio trabajando en la delegación herculina.
El eco del premio llegó también a su ciudad de origen: hubo también madrileños ganadores, gracias a participaciones enviadas desde la ciudad coruñesa a la capital de España.
El reportaje de Blanco Díaz incluía también una foto de un limpiabotas de un café de la ciudad. Así rezaba el pie: «La sonrisa del ‘limpia’ de turno habla con elocuencia de sus proyectos e inquietudes. ¡Que haya suerte!». Entre los afortunados del Gordo estuvo ese limpiabotas, Ramón Fernández, que adquirió 35 pesetas en participaciones del 25.766, de las que repartió 30 entre sus amistades, algunas de ellas después de las 11:22 horas, ignorando que estaba regalando una participación premiada con el Gordo.
Este año, el 51.204
Al escribir estas líneas, el 21 de diciembre de 2021, compruebo que en la sede de la Asociación de la Prensa de A Coruña (APC) se conserva, encuadernado junto al resto de los ejemplares de 1952, el ejemplar de la Hoja del Lunes de aquel 22 de diciembre. La presidenta del colectivo, Doda Vázquez, está confinada por probable contacto con varios positivos en covid, así que nos recibe el socio más joven de la entidad, Miguel Gómez Longo, becario de la asociación. Posa con la última página de aquel ejemplar y pregunta detalles sobre la historia. Para acabar, lanza un deseo. «Oye, pues pon ahí que esta vez puede tocar el 51.204». Es el número que juega la APC, que remite a su fecha de fundación, 5 de diciembre de 1904. Escrito queda. Ahora solo hace falta que «la bolita diga su última palabra» y que, 69 años después, se repita el milagro periodístico de la Navidad de 1952.