Radares
El truco que no falla para distinguir a las 60 nuevas furgonetas camufladas de la DGT
La Guardia Civil de Tráfico cuenta con 60 nuevas unidades camufladas sin distintivos que pueden identificarse a distancia por un pequeño detalle
Hace ya años que las furgonetas camufladas de la DGT son un secreto a voces. El propio Pere Navarro, director general del organismo, confirmó su existencia y su funcionamiento.
Tal y como explicó, este tipo de vehículo es más fácil que pase desapercibido en las carreteras y su superior altura permite que los miembros de la Guardia Civil puedan controlar mejor las infracciones de los vehículos.
Más altos, más multas
La DGT debe estar muy satisfecha de su funcionamiento, pues ha multiplicado el número de vehículos patrulla de estas características.
Entraron en funcionamiento en 2019 y desde entonces La DGT siempre ha hablado de 15 unidades, cantidad que ahora multiplica con la incorporación de 50 nuevos vehículos de estas características dentro del marco de los fondos Next Generation para la electrificación de la administración.
100 % eléctricas
En este caso nuestra más sincera enhorabuena tanto para la DGT como para la Guardia Civil, pues ha optado por vehículos de fabricación 100 % española, en este caso se trata de Citroën Berlingo fabricados en Vigo.
La carrocería cerrada hace imposible que los conductores identifiquen que se trata de un vehículo camuflado hasta que están en paralelo salvo por un pequeño detalle, de acuerdo con lo que podemos ver en las imágenes, los vehículos están identificados en la matrícula como PGC (Parque de la Guardia Civil).
También es verdad que no es extraño que les cambien las placas de matrícula en determinadas circunstancias, por lo que tampoco es bueno fiarse al 100 %.
Así es la eBerlingo
Esta furgoneta tiene un precio de 42.000 euros, y está equipada con un motor de 136 caballos y una batería que le permite homologar 280 kilómetros de autonomía.
Es una pena que los agentes ya hayan explicado en innumerables ocasiones que los vehículos eléctricos les resultan muy poco funcionales en sus labores de patrullaje al quedarse fácilmente sin batería y no disponer de puntos de recarga.
Hasta ahora este tipo de vehículos no contaban con radar de velocidad y se limitaban a infracciones de conducción como no utilizar cinturón de seguridad o hablar por el teléfono móvil al volante.