Los peajes serían de tipo dinámico, tal y como ya operan en algunas carreteras del País Vasco
Pago por uso
El Gobierno confirma su intención de que no haya peajes de carretera en esta legislatura
Los peajes de carretera volvieron recientemente a la actualidad después de que el Gobierno confirmara una subida superior a un 6 % en su importe
El Gobierno parece dispuesto a cerrar, al menos durante esta legislatura, la posibilidad de que haya peajes de carretera en España. Así lo ha expresado con toda claridad el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en el transcurso de una rueda de prensa con motivo de la presentación de los datos de siniestralidad en carretera acumulados en 2022.
El ministro declaró textualmente: «Damos por hecho que no va a haber peajes, lo hemos dicho por activa y por pasiva. El mantenimiento de las carreteras está presupuestado en los Presupuestos Generales del Estado».
Alternativas
Los peajes de carretera fueron uno de los hilos argumentales más importantes de la pasada campaña electoral a raíz de unas declaraciones del director general de la DGT, Pere Navarro, en las que confirmaba que entrarían en vigor en 2024, tal y como el Gobierno había firmado con Bruselas en 2021. Finalmente Pere Navarro se retractó de sus palabras.
Marlaska ha confirmado que no habrá peajes en esta legislatura
Finalmente y tras una dura negociación el Gobierno logró borrar este compromiso de su agenda a cambio de potenciar los transportes por carretera en España y de poner en funcionamiento una tasa a los domicilios en función de sus emisiones contaminantes, algo que llegará en el futuro.
Déficit de mantenimiento
Tanto con los peajes como con esta medida Europa busca compensar los 10.000 millones de euros de déficit de mantenimiento de carreteras que acumula España. El Gobierno anuló este compromiso conocedor de que es profundamente impopular y de que tendría un coste electoral muy importante y mantenido en el tiempo.
En su momento llegó a haber una propuesta de funcionamiento, se trataba de peajes dinámicos, sin garitas de pago, en los que los conductores pagaría a razón de 0,10 céntimos por kilómetro recorrido, aunque se trataba de una tarifa variable que podría subir en función de variables como el tipo de coche, la congestión o la hora del día.
