Industria
El no del mercado al coche eléctrico provoca el adiós al sueño de las fábricas de baterías españolas
El estudio que anticipaba hace menos de un año la construcción en Europa de 250 gigafactorías en 10 años es papel mojado, España es uno de los países perjudicados con sólo tres factorías en construcción a día de hoy
«Si no se venden coches eléctricos, no habrá fábricas de coches eléctricos», esta frase que el máximo responsable de Stellantis, Carlos Tavares, ha convertido en un mantra durante los últimos dos años lleva camino de convertirse en realidad.
La inestabilidad en las ventas de coches eléctricos en Europa, que en lo que van de año no han crecido ni un 5 % frente a unas previsiones que hablaban de un 20 %, ha provocado un efecto dominó sobre la producción de coches eléctricos que ha afectado tanto a las fábricas que ya están en funcionamiento como a las factorías previstas para los próximos años.
No se justifican las plantas
Las ansiadas gigafactorías de coches eléctricos que aúnan la producción de baterías y coches bajo un mismo techo parecen haberse convertido en espejismos de los que sólo quedan recreaciones por ordenador pero que no se han hecho realidad.
A finales del año pasado, hace sólo seis meses, que un informe del organismo Buck Consultants International anticipaba la construcción en Europa de hasta 250 factorías de baterías en europea, unas previsiones más que positivas que incluían a Francia, Alemania, España, Italia, Noruega y el Reino Unido, a las que habría que sumar las que los grandes gigantes del automóvil mundial tenían previstas construir en Turquía e incluso en Marruecos.
Solución de circunstancias
Meses después no sólo se ha pinchado el globo de las factorías de baterías en Europa, sino que se ponen en duda la viabilidad de algunas que ya estaban en plena construcción, unas plantas en las que los responsables podrían optar por fabricar baterías para coches eléctricos pequeños de bajo coste y baterías para coches híbridos, que parece ser la válvula de escape que ha encontrado el sector.
Ante esta coyuntura no son pocos los fabricantes europeos que han optado por paralizar o ralentizar sus planes de fabricación de baterías y ampliar sus compras a empresas chinas y coreanas del sector, pues le resulta mucho más rentable que poner en pie sus propias fábricas.
Los asiáticos, encantados
Se trata de una decisión por la que se muestran encantados los fabricantes asiáticos, pero que supone dejar de nuevo la industria europea del automóvil en manos asiáticas una decisión cuanto menos cuestionable.
Este verano ha sido especialmente convulso para el sector con bajas de imoprtancia, por ejemplo la firma de baterías SVolt, propiedad de Great Wall Motors (GWM), no sólo abandonó Europa sino que ha dejado empantanada una factoría de baterías a medio construir en Alemania cuyo coste corría por cuenta del Gobierno germano que ahora se plantea cómo reconducir esta gigantesca inversión.
Pero no se trata de un caso único, otras firmas chinas como Farasis Energy o Catl también están ralentizando sus planes de producción de baterías en Europa e incrementando la fabricación en origen hasta ver si escampa la tormenta.
Por su parte las empresas europeas Blackstone, Amte power, Itavolt, PowerCo (propiedad de VW), ACC (propiedad de Stellantis y Mercedes) y la sueca NorthVolt no tienen nada claro sus inversiones e incluso han llegado a rechazar parte de las ayudas adjudicadas por Europa para no pillarse los dedos.
No quieren las ayudas
Si nos centramos en España el panorama no cambia mucho. Si echamos la vista atrás ya nadie se acuerda de la gigafactoría de Tesla para la que ya existían hasta terrenos en Valencia, un proyecto cancelado por Tesla que con la única fábrica que actualmente tiene en Alemania cubre sobradamente la demanda europea.
El Grupo VW es el único de los grandes fabricantes europeos que sigue adelante con la construcción de una factoría en España (Sagunto), con planes de empezar a producir en 2027 aunque algunos rumores indican que no tiene ninguna prisa por avanzar en las obras de construcción. De hecho recientemente Thomas Schmall, director de tecnología del Grupo, declaraba al diario alemán Frankfurter Allgemeine que estaban «revisando sus planes de expansión para baterías».
De hecho sus planes iniciales eran construir seis de estas plantas, cuatro en Europa y dos en América, de las que tan sólo van a quedar tres: Sagunto (Valencia), Salzgitter (Alemania) y Ontario (Canadá), entre las que afortunadamente se encuentra la que nos afecta directamente.
El propio Schmall no aclara si la planta producirá baterías de bajo peso y larga autonomía (NMC) o de litio (LFP) una alternativa más barata y que permite alimentar coches eléctricos pequeños de bajo coste pese a su mayor tamaño.
De hecho parece que la clave estaría en la modularidad de sus factorías, que le permitirían ampliar su capacidad de producción en semanas y cambiar entre una y otra tecnología de fabricación. Un nuevo concepto de fábrica de baterías muy flexible con la que cubriría la demanda de sus fábricas de Navarra y Martorell.
Stellantis y Mercedes
Por su parte Automotive Cells Factory (ACC), la joint venture creada entre Stellantis y Mercedes para la producción conjunta de baterías va por el mismo camino. A día de hoy de las cuatro factorías que tenían previstas tan sólo tiene en funcionamiento la de Douvrin, en Francia, mientras que de las de Alemania, Italia y España no se sabe nada por el momento.
El Gobierno italiano ha exigido a Stellantis una pronta decisión respecto a su factoría, pues de lo contrario podría retirarlos los fondos y ayudas concedidas.
Por último Northvolt, la joya de la corona sueca que estaba llamada a convertirse en el gigante europeo en la materia con baterías verdes ha revisado sus planes estratégicos suspendiendo la construcción de tres factorías en Canadá, Alemania y Suecia tras perder un contrato de 2.000 euros con BMW en baterías.
El caso español
En España el cierre positivo lo ponen Basquevolt y la china Envision que siguen adelante con sus fábricas de Álava y Navalmoral de la Mata.
Conviene recordar que una cosa es que las ventas de coches eléctricos no cumplan las expectativas previstas y otra muy distintas que no vaya a existir una demanda creciente de baterías en Europa, tanto para coches eléctricos como para los híbridos, lo que justifica su fabricación.