Transporte público
Taxistas tironeros qué son y por qué la Policía recomienda no utilizarlos
Los propios taxistas denuncian la actividad ilegal que cometen estos 'compañeros' que no benefician a nadie más que a ellos mismos
El sector del taxi está regulado por los ayuntamientos mediante ordenanzas municipales, algo lógico si tenemos en cuenta que el sector del taxi de una ciudad como Madrid o Barcelona tienen poco que ver con el de un pueblo o una ciudad pequeña.
En el sector se conoce a los taxistas tironeros como aquellos que incumplen la normativa para beneficiarse y conseguir más viajes, ‘profesionales’ que ejercen competencia desleal y que lo que hacen, fundamentalmente, es recoger pasajeros en lugares en los que no está permitido para llevarlos a su destino.
Actividad ilegal
En este caso se conocen como tironeros porque ‘tiran’ de los clientes, los fuerzan para llevárselos y quitárselos a los taxistas que están trabajando conforme a la ley.
Y ojo porque no nos referimos a taxistas ilegales, sino que son taxistas que normalmente cumplen con la normativa y, aunque no suelen ser propietarios de licencia, son asalariados del sector.
Taxistas pirata
Los taxistas ilegales, más conocidos como taxistas pirata, no disponen de licencia y lo que hacen es usar un vehículo particular para llevar los clientes, lo que es aún más grave.
Tal y como explican los taxistas, este tipo de compañeros básicamente incumplen dos normativas. Por un lado la regulación madrileña, establece que está prohibido que un taxista puede recoger clientes a menos de 100 metros de una parada, algo que incumplen sistemáticamente.
Y lo segundo y más grave es que suelen acudir a las estaciones de tren y al aeropuerto a horas punta de llegada de pasajeros y los cargan sin esperar en la zona de taxis. El modus operandi es sencillo: suelen ir a la zona de salidas de viajeros y ahí los cargan directamente, sin más.
Además algunos clientes fomentan su uso, pues saben que al no cogerlos en la parada no tienen que abonar el plus de parada.
Conviene que sepan que se arriesgan a multas entre los 300 y los 800 euros en función de la gravedad de los hechos, por lo que en muchos casos si se lo pensaran dos veces no lo harían.