Industria
Tras dejar de fabricar un millón de coches, los trabajadores ganan el pulso a la industria norteamericana del automóvil
La que ha sido calificada como una de las peores huelgas de la historia para el sector, ha tenido un coste superior a los 15.000 millones de dólares
El pasado 15 de septiembre comenzaba en los Estados Unidos una de las mayores huelgas que se han conocido en la industria del automóvil norteamericano, una huelga que paraba la producción de los tres grandes del automóvil del país y que unía a los trabajadores de Ford, General Motors y Stellantis bajo el paraguas del sindicato Union Auto Workers (UAW) dirigidos por Shawn Fain.
Este sindicato había provisionado durante los últimos años hasta 900 millones de dólares para compensar a los trabajadores que se sumaran y dejaran de recibir sus salarios.
Joe Biden en los piquetes
Las dimensiones de la huelga eran tales que el propio Joe Biden se sumaba a la misma sólo dos semanas después de su inicio, dejándose ver junto a los piquetes de UAW megáfono en mano al grito de «manteneos firmes».
Cuarenta días que han metido en el congelador a la industria del automóvil norteamericano, la segunda más importante del mundo por volumen tras China, un sector que emplea a 1,5 millones de trabajadores de manera directa e indirecta y supone un 11 % de la producción mundial anual. Seis semanas durante las que se han dejado de producir del orden del millón de coches, un 10 % de la producción anual del país.
1,5 millones de trabajadores
El sindicato UAW, que afilia a 150.000 trabajadores del sector, cifra la incidencia puntual de la misma en unos 100.000 empleados de los 300.000 trabajadores directos que hay en las fábricas norteamericanas del sector.
Con diferencias de matices, tanto los trabajadores de Ford como los de General Motors y Stellantis coincidían en solicitar una mejora salarial, especialmente de los trabajadores más jóvenes y los temporales.
14 dólares por hora de mejora
Frente a los 32 dólares por hora de salario medio, los trabajadores solicitaban llegar a los 46 dólares, una mejora superior al 40 % y que supondría un salario medio por trabajador en torno a los 80.000 dólares anuales. Esta subida incrementaría los costes laborales por hora a las empresas hasta los 76 dólares en el caso de Ford, 78 en GM y 75 en Stellantis, frente a la horquilla de 45-60 dólares que pagaban con anterioridad.
Los trabajadores de Ford fueron los primeros en doblar la mano de los directivos, con una mejora salarial media en torno al 25 %, en un nuevo convenio con cuatro años de validez que llegaba a mejoras puntuales de un 33 % de salario, a lo que hay que sumar beneficios adicionales e incentivos.
Horas después llegaron los acuerdo de GM y Stellantis en unos términos similares. En todos los casos se trata de convenios colectivos con una validez de cuatro años.
Instantes después del acuerdo, el líder sindicalista Shawn Fain lo calificaba como el mejor acuerdo para el sector en 22 años, pues supone un incremento muy importante para todos los trabajadores a la vez que favorece puntualmente a los trabajadores más jóvenes y a los temporales, grandes olvidados por la industria del automóvil norteamericano.
Sobran un 30 % de los trabajadores
En el aire quedan asuntos como el final de los contratos temporales o la jornada de 32 horas semanales, asuntos en segundo plano ante el que es el verdadero problema de la industria norteamericana del automóvil, pues la electrificación del sector supone que sobren en torno a un 30 % de los trabajadores actuales.