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Jesús Rodríguez Quintero

RTVE

El Loco de la Colina (1940-2022)

El loco que siempre fue cuerdo

Fue un comunicador universal cuando no había redes sociales que multiplicaran por mil las estulticias

Jesus quintero icono
Nació el 18 de agosto de 1940 en San Juan del Puerto, Huelva, y ha fallecido en Ubrique el 3 de octubre de 2022

Jesús Rodríguez Quintero

Periodista

Fue un periodista de radio y televisión de enorme éxito. Comenzó su carrera en Radio Nacional de España en Huelva, pero su consagración llegaría con el programa El Loco de la Colina, apodo que le quedó para el resto de su vida. El programa se emitió entre 1981 y 1986, primero en Radio Nacional y después en la SER. Algunos de sus programas de mayor éxito en televisión fueron El perro verde, Qué sabe nadie, Cuerda de presos o Ratones coloraos.

Como Totó aprendió a amar el Cinema Paradiso gracias al viejo Alfredo, yo aprendí a amar la radio gracias a El Loco de la Colina. En sus silencios desde RNE primero y la SER después, cabían todas las voces de mi adolescencia, en su palabra residía la poesía de la pubertad, en su cadencia las urgencias de la juventud que merendaba pan y chocolate y jugaba al truque delante de la puerta de casa. Jesús Quintero, que falleció en una residencia de ancianos de Ubrique, fue un comunicador universal cuando no había redes sociales que multiplicaran por mil las estulticias, supo defender los silencios más que las palabras y solo ha callado para siempre cuando nuestra sociedad ya no distingue las voces de los ecos.

A los de mi generación nos hablaba al oído en una transgresora liturgia que escapaba al control de los padres, que mientras tanto se entregaban a José María García. Pero su magisterio en la radio le trascendió incluso a él, que siguió siendo El Loco para los que le queríamos a pesar de que tuneó de colores su salto a la tele: Ratones Coloraos, El perro verde… Todo le sirvió para reinventarse cuando la radio perdió los enigmas y puso cara al misterio de las ondas. Sus entrevistas a Rafi Escobedo poco antes de suicidarse, o a Rocío Jurado cuando ya estaba malita, y así hasta 500 personajes, cubrieron sus penúltimos años de pétalos de rosas. Pero ya no quedaba perfume en ellos porque, cuando una neurosis depresiva le obligó a abandonar nuestros transistores en 1986, murió la estrella de la radio.

Sus últimos años fue pasto de la tele sucia, que le destapó las miserias económicas y le quemó en el altar de las audiencias fáciles. En 2018 fue desahuciado del teatro sevillano que regentaba y su última estación, como un tributo a la sociedad frívola y deshumanizada que detestó, fue ingresar en una residencia donde ayer murió en paz, mientras echaba la siesta y rendía su último tributo al silencio.

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