Vladimir Churov (1953-2023)
El manipulador de las elecciones rusas
Hombre de absoluta confianza de Putin, contribuyó a deteriorar la vida institucional rusa desde la presidencia de la Comisión Electoral Central
Vladimir Yevguenevich Churov
Licenciado en Ciencias Físicas, sirvió en la Comisión de Relaciones Exteriores de su ciudad natal entre 1992 y 2003, antes de trasladarse a Moscú para desempeñar la presidencia de la Comisión Central Electoral de Rusia desde 2007 a 2016. Al cesar, fue nombrado embajador en misión para Asuntos Especiales.
Vladimir Churov dejó las cosas claras nada más asumir, en 2007, la presidencia de la Comisión Central Electoral de Rusia: «Vladimir Putin siempre tiene razón». Y si no la tenía, había que poner todos los medios para que oficialmente la tuviera. Dicho y hecho: en las elecciones legislativas celebradas en diciembre de 2011, Churov mantuvo que las votaciones y el recuento fueron absolutamente limpios, pese a las evidencias publicadas por varios medios de comunicación, que informaron de varios casos en los que los datos de la Comisión Electoral Central, con sede en Moscú, diferían de las actas emanadas de varios distritos electorales.
La desfachatez exhibida por el organismo oficial fue la causa de una de las mayores olas de protestas -en las que empezó a despuntar el hoy conocido opositor Alexei Navalny- en las principales ciudades de Rusia, siendo la dimisión de Churov una de las principales exigencias de los manifestantes. Obviamente, no fue satisfecha y Churov siguió con su modus operandi en los comicios sucesivos; si bien desde aquel momento la figura del presidente de la Comisión Central Electoral quedó, para siempre asociada a las corruptelas de las élites que rigen los destinos de Rusia.
En el caso de Churov se trataba de un vínculo personal con Putin: ambos se habían conocido cuando el actual presidente de Rusia iniciaba su andadura política a la vera del entonces alcalde de San Petersburgo, Anatoli Sobchak, como uno de sus ediles de confianza. Churov, por su parte, era un oscuro funcionario municipal al que Putin llamó para ser su adjunto en la Comisión de Relaciones Exteriores de la urbe. Allí empezó a demostrar el funcionario una lealtad a prueba de bomba hacia el político en ciernes, que ha permanecido inalterada hasta su misteriosa muerte, cuya causa oficial ha sido un infarto masivo.
Bien es cierto que la lealtad fue conveniente correspondida: para que la Duma -competente, al menos en las formas, para el nombramiento- se plegase a los deseos de Putin, este no dudó en modificar ex profeso los requisitos para acceder a la presidencia de la Comisión Central Electoral. Hasta la llegada de Churov, era imprescindible poseer una licenciatura en Derecho; el candidato del Kremlin era licenciado en Ciencias Físicas. Cuando se terminó su mandato -en eso sí se respetaron las reglas-, Putin nombró a Churov embajador en misión para Asuntos Especiales. Nunca se supo en qué consistían esos «asuntos especiales».