Fernando Puche (1946-2024)
Algo más que presidente del Málaga
Empresario hecho a sí mismo, combinó el éxito con los avatares judiciales
Fernando Puche Doña
Empresario. Expresidente del Málaga
Empresario del comercio naval, también invirtió en los sectores hostelero e inmobiliario. Fue presidente del Málaga Club de Fútbol entre 1997 y 2001.
Uno de los rasgos de los empresarios «mediáticos» de los noventa consistía en dejar para su peculiar posteridad ocurrencias verbales no precisamente dotadas de racionalidad, pero que tenían el efecto de consolidar su popularidad. La de Fernando Puche fue: «¿Cómo voy a tener que ver con el contrabando de tabaco si no fumo?». La pronunció para intentar defender su inocencia la llamada Operación Rosaleda, una redada relacionada con el contrabando de tabaco que se saldó con la detención de varias personas. Puche era una de ellas.
La frase no convenció a los jueces de la Audiencia Nacional, que en noviembre de 2010 impusieron a Puche una condena de dos años de prisión y una multa de 33,3 millones de euros como coautor de un delito de contrabando y a resarcir a Hacienda Pública la cantidad de 16,6 millones de euros junto con dos otras personas. Once años antes, cuando se desencadenó la operación, el apresamiento de Puche cobró especial relevancia.
La razón era de peso: en aquellos momentos presidía el Málaga Club de Fútbol, al que había llevado, en dos años, desde la Segunda División B hasta la Primera, correspondiendo la vertiente deportiva de aquel éxito al entrenador, Joaquín Peiró. Durante aquellos cuatro inolvidables años –desde 1997 a 2001–, pasaron por el estadio de La Rosaleda futbolistas de la talla de Rufete, Catanha, De los Santos o Dely Valdés.
Mas Puche no vio como presidente la participación del equipo que había levantado en la edición de la Copa Intertoto de la UEFA de 2002: un año antes había dimitido. Su balance era exitoso, si bien abarcaba la negativa de Celia Villalobos, a la sazón alcaldesa de Málaga, de vender La Rosaleda al club.
Su etapa balompédica, junto a su cargo de empresario de la Plaza de Toros de La Malagueta, aventura en la que se metió con los diestros Francisco Rivera y Javier Conde –conservando mejor recuerdo del primero que del segundo–, supuso el punto álgido de su brillo social. Un hito que no hubiera imaginado cuando a los 9 años, ya huérfano de madre desde los 5, se tuvo que poner a fregar platos en el bar regentado por su padre. Fue el inicio de una trayectoria en el sector que culminó con la propiedad de seis hoteles en Cuba y dos en Torremolinos.
Puche también extendió su pequeño emporio hacia la promoción inmobiliaria. Pero a partir de 1976 dedicó el grueso de su actividad al universo del comercio naval. Primero vendiendo alimentación a los buques que pasaban por el puerto de Málaga. Más adelante convirtiéndose en contratista de la Armada española y de alguna que otra extranjera.