En memoria de José Maldonado Ramos

José Maldonado Ramos, nuestro querido Pepe, fue un personaje con una fuerte personalidad y fiel a sí mismo, desde su infancia hasta el final de sus días.

Fue mi compañero de pupitre en el colegio de Nuestra Señora del Recuerdo (Compañía de Jesús) hasta que, como siempre dijo que haría, siguió el bachillerato de letras, mientras que yo con la mayoría opté por la rama de Ciencias.

Para entonces nuestra amistad ya estaba cimentada en torno a muchas aficiones comunes, como la lectura de escritores y humoristas de la talla de su favorito Wodehouse, la música clásica (Ravel, que grato recuerdo!), «Todo Azul», «Nertal» con los colores de Ramón Beamonte, y otros campeones del hipódromo español, las largas partidas de Mus con José Tena y Tomas Alfaro (las mejores en su querida Fuenterrabía) y la buena mesa, empezando por La Ancha y alcanzando cumbres gastronómicas como Arzak o Horcher el templo madrileño para degustar platos de caza (otra de sus grandes aficiones) en las que Pepe nos introdujo como consumado experto y pese a que aún no cumplíamos la veintena.

Pepe siempre hizo lo que anunció que haría con tan sólo quince años. A esa edad ya tenía la certeza de que sería abogado del Estado y lo cumplió a rajatabla.

Con la misma confianza emprendió todos los retos profesionales que planeó con gran anticipación. Su desempeño como funcionario público fue descollante y alcanzó el cargo de Subsecretario de Educación con apenas 30 años.

También ocupó cargos de relevancia en algunas importantes empresas públicas, especialmente las entonces vinculadas a la SEPI como Iberia.

Acumulando un gran reconocimiento público, su desempeño fue aún fue más destacado cuando pasó al sector privado, convirtiéndose en un colaborador fundamental del BBVA, como ya lo fuera del Banco Exterior de España y otras entidades bancarias públicas que pasaron a engrosar los balances del nuevo banco llamado a ser un líder del sector financiero español e internacional.

Especialmente apasionantes, desde mi óptica como profesional de la economía y finanzas internacionales, me parecen las exitosas experiencias que atravesó Pepe en su paso por Aerolíneas Argentinas, Bancomer (primer banco de México), Garanti (segundo banco de Turquía) o Banco Francés (tercer banco de la Argentina).

Seguramente sin esa importancia, pero también de muy grato recuerdo entre los aficionados al «turf», sus muchos años dedicados «pro bono» a brindar asesoramiento legal a los sucesivos presidentes de la «Real Sociedad de Fomento de la Cría Caballar», antecesora del actual «Jockey Club» de España.

No quisiera terminar este apretado recuerdo de José Maldonado Ramos, sin mencionar sus profundas convicciones religiosas, que tanto le ayudaron en sus últimos meses entre nosotros y que tuvimos ocasión de reiterar en nuestras ultimas y emotivas conversaciones.

Descanse en Paz.

• Enrique Manzanares es técnico comercial y economista del Estado