
El copresidente de honor de Freixenet Josep Ferrer Sala.
Josep Ferrer (1925-2024)
Proyectó la burbuja por medio mundo
Su apuesta decidida por la internacionalización y por la publicidad a gran escala hizo de Freixenet el cava más vendido del mundo

Josep Ferrer i Sala
Empresario
Se incorporó a Freixenet en 1947, se convirtió en su director general en 1959 y en su presidente en 1978, cargo que ejerció hasta 1999.
Fue en 1977 —el honor incumbió a Liza Minnelli— cuando Freixenet inició la costumbre de contratar a conocida estrellas del panorama nacional e internacional la publicitación de su cava en época navideña, plasmada en las imágenes de las ya legendarias burbujas. Era uno de los pilares de la modernización de la marca, impulsada por Josep Ferrer, su director general desde 1959. Los otros fueron la rápida adaptación a la nueva maquinaria y la creación de bodegas fuera de Cataluña; en el resto de España, por supuesto, pero también en otros países de Europa, Iberoamérica —México y Argentina— y Oceanía. Una estrategia que hizo de Freixenet el cava más vendido del mundo desde mediados de la década de los ochenta.
El artífice de semejante éxito era el menor de los seis hijos de Pedro Ferrer Bosch y Dolores Sala Vivé, el matrimonio —ambos procedían de familias dedicadas a la producción de bebidas alcohólicas— que en 1914 creó Freixenet, empeñado en buscar, a través de los espumosos, una salida a los reveses provocados por la crisis que asoló al sector vinícola español a finales del siglo XIX. El nombre de la empresa procede de La Freixeneda, los viñedos propiedad de la familia Ferrer. Por lo tanto, a cada generación de la familia ha correspondido ensamblar un eslabón de la cadena. Mas Josep Ferrer, antes de iniciar la estrategia que convirtió a Freixenet en un gigante del sector, también supo tomarse su tiempo. Nada de apresurarse: baste decir que esperó a 1974 para lanzar la variante 'Cordón Negro', una de las más conocidas. Ferrer, por lo tanto, era un exponente de la gestión empresarial pragmática, aquella que combina los golpes de audacia con la prudencia y la paciencia.
Lo mismo cabe decir acerca de su permanencia al frente de la empresa, pues solo asumió la presidencia de esta a la edad de 53 años, ejerciéndola hasta 1999, cuando ya era septuagenario. Su sucesión fue armoniosa: la presidencia de Freixenet correspondió a su hijo Josep Lluís Bonet, mientras que su hijo Pere se quedó con la consejería delegada, que hoy comparte con Andreas Brokeemper, representante de la multinacional alemana Henkell, que en 2018 adquirió el 50.75% del capital de Freixenet. Una operación a la que Josep Ferrer dio su visto bueno.