El vigor de la sociedad civil

La DANA que ha asolado la Comunidad Valenciana a partir del pasado 29 de octubre se ha llevado por delante a una persona de bien: Antonio Noblejas Sánchez-Migallón era uno de los comensales del almuerzo de aquel fatídico día, celebrado en Chiva, en compañía, entre otros, de Vicente Tarancón (Luanvi) y Miguel Burdeos (Deliplus). Se puede decir que la pérdida de estas personas ha privado a la sociedad civil valenciana de un trío de personas especialmente dinámico.

Noblejas era el único de los tres que no era oriundo de aquella tierra. Pero se comprometió de forma irreversible con ella a partir de 1981, cuando sus superiores en Arthur Andersen –hoy Deloitte– le destinaron a la capital del Turia para fundar la delegación local de la marca. Como suele ocurrir con frecuencia cuando se llega a un lugar con el que no se tienen vínculos previos, Noblejas empezó desde cero lo que terminó siendo una sólida y duradera aventura: por el éxito que alcanzó Deloitte en la Comunidad Valenciana, obviamente, pero también por hacerse un hueco y un nombre en los círculos empresariales.

La mejor prueba vino dada a finales de 2005 cuando, tras casi un cuarto de siglo al frente de Deloitte, fue la persona elegida para tomar las riendas de la Escuela de Negocios «Edem», que había sido fundada tres años antes. Durante casi dos décadas, hasta noviembre de 2019, Noblejas fue, pues, el encargado de pilotar una nueva entidad académica para transformarla en un vivero de élites empresariales locales, sin dejar de estar abierta a alumnos de otras procedencias. De nuevo Noblejas alcanzó su objetivo: hoy en día, Edem –que hoy preside Hortensia Roig, hija del máximo accionista de Mercadona– ya ha colocado a sus estudiantes en más de 1.500 empresas y proporciona becas anuales por valor de 1.3 millones de euros. Noblejas podía haber optado por un merecido descanso. Sin embargo, a principios de este año, fichó como consejero de Forlopd, consultora de seguridad e información. Siempre emprendiendo.