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José María Ballester

José María BallesterEl Debate

José María Ballester (1940-2025)

Desde Europa y siempre con la cultura española

Desde el Consejo de Europa y otros organismos dedicó casi sesenta años a promover y defender el Patrimonio Cultural

Jose
Nació el 2 de mayo de 1940 en Madrid, donde falleció el 1 de abril de 2025

José María Ballester Fernández-Fontesjlsa

Gestor del patrimonio cultural

Gestor del Patrimonio Cultural, periodista y funcionario internacional, fue director general de Cultura del Consejo de Europa hasta 2003.

El 1 de abril de 2025 es una fecha triste para el ámbito cultural español pues señala el fallecimiento, en Madrid, de José María Ballester, personalidad destacada en la defensa y gestión del Patrimonio Cultural.

Nacido en Madrid en 1940, era de origen valenciano y tenía profundas raíces en Segovia. Su lealtad hacia el Jefe de la Dinastía española, el Conde de Barcelona, se reflejó en su larga y fecunda colaboración con los diarios Madrid –siempre profesó una profunda admiración a su director, Antonio Fontán–, en el que llevó la sección de Cultura, ABC y los semanarios Cambio 16 y Blanco y Negro. Tuvo estrecho y afectuoso trato con su tío y padrino Juan de Contreras, marqués de Lozoya, personaje que lo guio en ciertos itinerarios culturales. Con un elevado concepto de la amistad, Ballester mantuvo una duradera relación con el que fuera polémico duque consorte de Alba, Jesús Aguirre, a quien respetó en los momentos en que fuera más denostado. Quien tiene el triste honor de firmar estas líneas es testigo de su generosidad a la hora de compartir conocimientos, recuerdos y documentos con los investigadores que se acercaban a él, pidiéndole ayuda y consejo.

Asesor en el Gabinete de la Dirección General de Bellas Artes (1968-1970), comisario de exposiciones del Ministerio de Asuntos Exteriores (1969-1979), director del Centro de Nuevas Formas Expresivas (Ministerio de Cultura, 1978–1979) secretario general del la Asociación Española de Críticos de Arte, llegó a ser nombrado secretario del Consejo Nacional de Artes Plásticas, puesto del que no llegó a tomar posesión al haber ganado por concurso oposición el puesto de director de Cultura, Patrimonio Cultural y Natural del Consejo de Europa, cargo que desempeñó con dedicación durante casi un cuarto de siglo, desde 1979 hasta 2003. Allí colaboró con Marcelino Oreja, responsabilizándose en 1987 de la proclamación del Camino de Santiago como Itinerario Cultural Europeo, episodio del que se sentía especialmente orgulloso, poniendo énfasis en la dimensión espiritual del hecho jacobeo. Actuó igualmente como ponente en las comisiones de Cultura del Parlamento Europeo y de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, en materia de circulación ilícita de Bienes Culturales.

Se esforzó eficazmente asimismo en la protección del patrimonio de los Balcanes en el escenario de violencia bélica que sufrió la región –estuvo en más de una ocasión en el Sarajevo bombardeado–, y en la conservación de los bienes culturales en países como Georgia tras el derrumbe de la Unión Soviética. Uno de los últimos documentos internacionales que se redactaron durante su mandato fue el Convenio Europeo del Paisaje (Florencia, 2000), que promueve la conservación del paisaje entendiéndolo de forma amplia, como gestión del propio territorio, del entorno de la vida humana, sin definir unos paisajes más o menos importantes que otros y sin desligarlos de las personas que habitan en ellos y del patrimonio inmaterial del que son depositarios, de su entendimiento y sus conocimientos sobre el territorio.

Durante el desempeño de su trabajo en Estrasburgo desarrolló una importante labor de defensa del patrimonio arquitectónico en los países de Europa Oriental tras la caída del muro de Berlín, en los años finales del siglo XX, fechas en las que también participó como Jurado de los Premios Príncipe de Asturias. Fue consultor durante tres mandatos consecutivos, designado por Juan Pablo II, de la Pontificia Comisión de Bienes Culturales, y dirigió el seguimiento de la conservación de la Cueva de Altamira.

Al dejar el Consejo de Europa en el año 2003, por encargo de Emilio Botín, Ballester puso en marcha el Programa de la Fundación Botín denominado Patrimonio y Territorio, proyecto pionero de desarrollo rural que se aplicó en el Valle del Nansa, en Peñarrubia y en Valderredible, dirigido no solo a conservar el patrimonio del medio rural sino también a generar riqueza que permita fijar población y potenciar los recursos propios del territorio. Hasta su fallecimiento ha sido miembro del Consejo Consultivo de la Fundación Arte, Cultura y Patrimonio. En suma y resumidamente, lo que el propio Ballester denominaba la inteligencia del territorio.

Aunque no persiguió el brillo personal ni el reconocimiento a sus méritos, estos se le han reconocido en diferentes ocasiones. Comendador de la Real Orden de Isabel la Católica, en 2016 recibió, de manos de Don Felipe VI, la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes, galardón al que siguió, en 2021, la Medalla Richard H. Driehaus a la Conservación del Patrimonio. Socio fundador de Hispania Nostra, actuó durante años en los órganos de gobierno de Europa Nostra y como jurado de los premios europeos de patrimonio. Precisamente esta entidad le tributó el último homenaje en vida en el pasado mes de enero al entregarle la Reina Doña Sofía el Premio a las Buenas Prácticas en Patrimonio Cultural y Natural en La Granja de San Ildefonso, Real Sitio al que Ballester estaba especialmente unido y al que dedicó su atención en numerosas vertientes como, por ejemplo, la artesanía del vidrio que en su fábrica alcanza altas cotas artísticas. No podemos trazar una semblanza más exhaustiva de un personaje de tan cumplida hoja de servicios. Descanse en Paz.

  • José Luis Sampedro, de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía
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