Comprando el voto joven
Lo que están haciendo ya lo inventó el peronismo el siglo pasado: intentar comprar al electorado con cargo al erario público
Durante siglos los filósofos se han preguntado qué es la verdad y si es posible establecerla con certidumbre en un mundo engañoso, donde a veces los sentidos nos traicionan. Pero hoy existe una manera sencilla de fijarla: la verdad es inversamente proporcional a lo que proclaman nuestros ministros con gesto asertivo en las ruedas de prensa del Consejo de Ministros. Ejemplo, la titular de Hacienda, Montero, explicó ayer con su habitual énfasis gestual que el llamado «cheque cultural» de 400 euros para quienes cumplan 18 años «en modo alguno se ha hecho pensando en las elecciones, sino como un atractivo añadido para que se incremente la participación en actividades culturales». Excusatio non petita accusatio manifesta.
¿Cuál es entonces la verdad de esta historia? Pues exactamente la contraria de lo que ha dicho la ministra. Sánchez ha prometido una ayuda de 250 euros al alquiler a los jóvenes y el aguinaldo cultural de 400 con un objetivo evidente: comprar a tocateja el voto de los chavales en un momento en que el PSOE va rezagado en las encuestas (excepto en las del hooligan Tezanos, siempre inmune al desánimo demoscópico). La prueba evidente de que se busca un fin electoral es que el pago se hará cuando los beneficiarios cumplan 18 años. Es decir: exactamente cuando entran en edad de votar. Al parecer los chicos de 17 no son capaces de leer un libro o ver una película. La mente solo se abre a los 18.
La medida es pura improvisación. Solo busca un buen golpe de propaganda en un momento en que la suma de PP y Vox está por delante y cuando el Tribunal Constitucional ha vapuleado a Sánchez por cerrar el Congreso de manera autoritaria durante la pandemia. En el caso del aguinaldo cultural son incapaces de concretar siquiera qué actividades sufragará. Excepto a la hora de excluir desde el minuto uno a los toros, aunque mueven tres millones de espectadores por temporada. Un arte que forma parte de nuestra cultura ancestral y de la médula de España, que fascinó a Goya y Picasso, es demasiado para el nacionalista Iceta y para un PSOE que lleva una década avergonzándose de su país. Las ayudas a los alquileres son otro brindis al sol de resolución chapucera. El Gobierno carece de las competencias en muchos casos y no han concretado nada. Montero hizo un anuncio sobre los detalles en la rueda de prensa de los Presupuestos que fue rectificado a las dos horas por su propio Gobierno. Ni el Barça de Laporta...
Lo que intenta hacer Sánchez es más antiguo que el gramófono y la bolsa de agua caliente. Se inventó en el siglo pasado y siempre acaba mal. Se llama peronismo y consiste en comprar la voluntad electoral y anímica del público mediante ayudas del Estado. Quiere ganar las elecciones pagándose la campaña con nuestros impuestos. Dispara con pólvora del Rey para comprar al electorado a cargo del erario público. Pero muchos chavales de cabeza despejada se van a echar unas risas. Trincarán el cheque que magnánimamente les tiende Mi Persona desde su Olimpo monclovita y acto seguido harán lo que les pide el cuerpo: votar al PP o a Vox para liberarse de quien nos lleva por una ruta intervencionista, que restringe las libertades personales y al final solo anestesia a la sociedad.