Se trata de acabar con España
Sánchez sabía que recoger el voto de independentistas implicaría, antes o después, tener que hacer concesiones ante ellos. Es decir, sabía qué consecuencias tendría gobernar con partidos que defienden sin tapujos la ruptura de España
Día a día se suceden los ejemplos de cómo este Gobierno pretende acabar con España. Hasta ahora yo creía que simplemente estaban dispuestos a mantenerse en el poder a cualquier precio. Empiezo a comprender que el objetivo es otro.
El Partido Socialista apoyó el martes a Bildu en las Cortes en el rechazo a la ley que pretendía prohibir explícitamente las bienvenidas a casa de presos de ETA que se celebran en las localidades gobernadas por filoetarras. Con esta iniciativa el PSOE está incumpliendo la Ley 29/2011 de 22 de septiembre sobre la Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo que ya imposibilita (en teoría) esas celebraciones. Pero el PSOE prefiere no cumplir la ley.
Como no se cumple en la mayoría de los municipios del País Vasco, Cataluña y la mitad de Navarra la ley de banderas. Pero qué más da. Jamás hay que molestar a los independentistas y hay que permitir que vayan zapando el terreno bajo nuestros pies.
Y, entonces, hay una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, no del Supremo. El Supremo se ha limitado a inadmitir un recurso. Esa sentencia del Tribunal Superior de Justicia de CATALUÑA (no de Madrid) obliga a dar el 25 por ciento de las asignaturas en castellano y el Gobierno de la Generalidad proclama a los cuatro vientos que va a incumplir la ley. Y Sánchez mira para otro lado. Pruebe usted querido lector a incumplir una sentencia dictada contra usted y veremos qué suerte tiene. Pero en este proceso incuestionable de destrucción de España, los que buscan ese objetivo pueden perpetrarlo porque el Gobierno de la nación depende de ellos. Y esa es la forma de llevar adelante tus postulados. Y Sánchez sabía que recoger el voto de independentistas implicaría, antes o después, tener que hacer concesiones ante ellos. Es decir, sabía qué consecuencias tendría gobernar con partidos que defienden sin tapujos la ruptura de España.
Y claro, también busca la destrucción de España un partido que reforma por enésima vez la ley de Educación y ahora permitirá el paso de curso de los alumnos con suspensos. ¿Qué beneficio tiene eso? Evidente: la expansión de la mediocridad, la falta de preparación de las próximas generaciones facilita el control de la sociedad por una minoría más cultivada. Miren cómo los nacionalistas e independentistas catalanes que prohíben el uso del español en las escuelas públicas mandan a sus hijos a colegios privados internacionales, no a esos institutos concebidos para adocenar a la población.
Y por si faltara algo, ayer los partidos del Gobierno se alinearon con los que quieren acabar con la libertad de expresión, violando el artículo 20 de la Constitución. El PSOE apoya ahora a Bildu cuando pide que se expulse del Congreso a algunos medios de comunicación. Ya se les ha olvidado cuando todos los medios pedíamos que se autorizara la publicación de Gara, el periódico de Herri Batasuna, que justificaba sin pestañear los asesinatos. Porque algunos creemos en la libertad de expresión y otros no. Otros quieren romper la España democrática.
Con todos estos elementos, todos los que se han estado callados ante el precio de la luz, por poner un ejemplo de los muchos posibles, volverán a tomar las calles y atacar a una Policía que este Gobierno va a dejar más desarmada que un bobby inglés. Están haciendo todo lo posible para que España sea ingobernable mañana con un proyecto de centro derecha. Están haciendo lo inimaginable para acabar con España. Conscientemente.