Pablo Iglesias vuelve a intoxicar
Lo más interesante es que esas ideas comunistas de Iglesias las promueva un multimillonario como Jaume Roures al que seguro que no le incautarían ninguna empresa, ni ninguna vivienda ni bien alguno si estos comunistas toman el poder. Los que están al lado de Iglesias desde la primera hora serían recompensados
Mi vida ha mejorado mucho desde que no me tropiezo con Pablo Iglesias constantemente en los medios de comunicación. El profundo desagrado que me produce él y todo lo que le rodea y promueve ha quedado ahora un poco más marginado y aparece en medios privados que encima le pagan por difundir sus ideas políticas. Contra eso nada puede decirse: cada uno se gasta su dinero en lo que tenga por conveniente y si el señor Roures y el conde de Godó quieren emplear sus medios y su patrimonio en difundir las ideas de Pablo Iglesias, están en su derecho. Ésa es la debilidad de la democracia: que permite que quienes quieren acabar con ella la puedan minar desde dentro. Y lo más interesante es que esas ideas comunistas de Iglesias las promueva un multimillonario como Jaume Roures al que seguro que no le incautarían ninguna empresa, ni ninguna vivienda ni bien alguno si estos comunistas tomaran el poder. Los que están al lado de Iglesias desde la primera hora serían recompensados.
Parece ser que Roures va a pagar a Pablo Iglesias por hacer un podcast, o sea, una grabación, desde la que quiere «dar la vuelta a los marcos comunicativos de la derecha política y mediática». A ese podcast ya le ha puesto el original nombre de «La base» lo que puede valer para cualquier cosa. Lo que no sé es cómo va a conseguir contenido con el que alimentar sus grabaciones y justificar el sueldo que le pague su amigo. Porque «derecha mediática» en España hay más bien poca tirando a casi ninguna. El duopolio televisivo está entregado sin rubor al entorno del Gobierno y sus aliados parlamentarios. La única televisión que se salva de formar parte del discurso único es Trece, con una modesta audiencia, aunque ascendente. Y en los medios escritos, ya comprendo que a Iglesias le parecerá que ni El País es lo suficientemente izquierdista. Pero yo creo que la realidad es que lo que tradicionalmente se llamaba «tener una visión de país de derechas» probablemente ya sólo se defiende desde estas páginas de El Debate. Lo que puede hacer muy entretenido nuestro trabajo si Roures e Iglesias nos ponen en el disparadero.
Pero también me pregunto qué es lo del «marco comunicativo de la derecha política». Por desgracia, la capacidad de comunicar de la derecha española hace mucho tiempo que ha sido ampliamente superada por la izquierda. A ello, sin duda, ha contribuido la predominancia de medios de izquierda a la que las dos etapas del Partido Popular en el Gobierno ayudaron a asentar.
Pablo Iglesias es un fracasado. Una persona que demostró su máxima inoperancia cuando fue vicepresidente del Gobierno y que ha sido apartado de la primera línea de la actividad política por los votantes. Por esas masas proletarias que él decía representar. Ahora ha quedado reducido a grabar soflamas y difundirlas en la red. Esperemos que no veamos una cascada de medios de comunicación dedicadas a replicar y repetir sus grabaciones «dado su enorme interés». Sólo falta que todos contribuyan a hacer más rico a Roures.