Ella
Después de la victoria, tan indiscutible como fallida, de Mañueco en Castilla y León, Isabel Díaz Ayuso ha sido la única dirigente del Partido Popular que ha hablado con claridad y sin decir tonterías
Conocí a Isabel Díaz Ayuso por los recuadros que publicaba en la sección de Madrid en La Razón. Formaba parte del equipo de Esperanza Aguirre. Y leía sus artículos porque no encontraba en sus textos ninguna tontería. No era Cervantes, pero tampoco Rosa Villacastín. Más o menos como yo, que tampoco soy Cervantes, pero menos aún, Rosa Villacastín.
Los mensajes de Isabel Díaz Ayuso eran claros, contundentes y firmes. Un día dejó de escribir en La Razón porque Casals consideró que estaba demasiado crecida y le ordenó a Marhuenda que prescindiera de su firma.
Y Marhuenda cumplió la orden sin saber quién era Isabel Díaz Ayuso y a qué se dedicaba en La Razón. En un libro rencoroso hasta el vómito, el que fuera director en funciones y protegido de Torcuato Luca de Tena y Brunet, Pedro de Lorenzo, herido por no haber sido nombrado director de ABC, pagó los favores de Torcuato con «Diario de la Mañana», que era un despropósito de complejos y vaciedades. Le molestaba que los conserjes de ABC no se incorporaran de sus sillas a su paso y lo hicieran con respeto cuando pasaba ante ellos algún miembro de la familia Luca de Tena. Aquello le atormentó. Pedro de Lorenzo era un extremeño campanudo con mucho poder en el periódico de la calle de Serrano, y aparecía fotografiado frecuentemente en sus páginas. Su paisano, el maravilloso José Miguel Santiago Castelo, fue llamado a su despacho con colérica urgencia. Se presentó José Miguel, que había redactado el pie de foto correspondiente a un acto en el que Pedro de Lorenzo había sido condecorado. El pie de foto de Santiago Castelo, gran poeta por otra parte, decía: «El colaborador de ABC Pedro de Lorenzo recibiendo la Gran Cruz del Mérito Agrícola». Y Pedro de Lorenzo le soltó un chorreo monumental, mientras le entregaba un papel con el pie de foto definitivo: «El ilustre escritor de ABC Pedro de Lorenzo en el momento de recibir la Gran Cruz del Mérito Agrícola». Pero lo peor del libro, en el sentido de perversidad acumulada, fue la mención que transcribió de la agenda del director de ABC su amigo y protector Torcuato Luca de Tena. En determinado día de la agenda escribía el director de ABC sus compromisos para el día siguiente. Y remarcaba; «Leer mañana el ABC».
Más o menos como lo de Marhuenda con Ayuso. «Preguntar mañana quién es Isabel Díaz Ayuso para prescindir de su colaboración».
El mejor torero que ha parido madre, don Antonio Ordóñez Araujo, el rondeño, fue invitado a una capea para que diera su opinión de un joven torero que iba para figura. Al fin, el apoderado del aspirante a figura le preguntó: «¿Qué le ha parecido, don Antonio?» y Ordóñez le respondió: «Me ha gustado. No ha hecho nada feo». Como los artículos de Ayuso. No escribió ninguna tontería.
De aquella joven política local a lo que hoy significa para Madrid y España Isabel Díaz Ayuso, media larguísimo trecho. Es la esperanza del PP, y lo ha demostrado con creces. El trío de la humillación que hoy manda en el Partido Popular, siente por ella una envidia corrosiva, si bien no se atreven a perder su último contacto con sus votantes, que van menguando cuando Isabel Díaz Ayuso no es la candidata. Después de la victoria, tan indiscutible como fallida, de Mañueco en Castilla y León, ha sido la única dirigente del Partido Popular que ha hablado con claridad y sin decir tonterías. «No puede importarnos lo que piense la izquierda de nuestros pactos. Espero que Mañueco forme un Gobierno frente a ese proyecto totalitario que está destrozando España».
Que los periodistas apesebrados y los políticos débiles tachen a Vox de «extrema derecha» y consideren aceptable que el Gobierno se mantenga con los apoyos del terrorismo de la ETA, el separatismo catalán y el estalinismo de Podemos, no influye para nada en los mensajes de Ayuso. Y ese camino es el correcto. El único que aceptaría la mayoría de los militantes y votantes del Partido Popular. Lo fundamental es expulsar del poder a la escoria que nos está destruyendo. Así de sencillo. No son necesarias las tonterías para disfrazar al muñeco, que rima con Mañueco.
Aprendan de ella.