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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Dimisión de mi sobrina

En el PSOE estaban encantados con Adriana Lastra, pero ha dimitido y hay que respetar su decisión

Actualizada 02:25

Mi querida sobrina Florentina Ussía ha dimitido de su cargo. En la familia nos hemos llevado una monumental sorpresa. Hasta ayer, desempeñaba el cargo de coordinadora general de Empatías Sostenibles Sociedad Anónima (ESSA), una empresa dedicada a la proyección social de empatías sostenibles con mucho futuro. Por desgracia, Florentina conoció meses atrás a un mantero senegalés, Bongo Molongo, que le vendió una imitación de un bolso de Loëwe en un mercadillo de Mijas. Y surgió el amor, y como decía el padre Monasteriguren, «pecaron». El padre Monasteriguren, allá por los años 60, fue amonestado por el entonces obispo de San Sebastián y enviado en señal de castigo y penitencia durante seis meses a la parroquia de La Gallega, en la provincia de Burgos, entre Silos y Peñaranda del Duero. En septiembre tomó posesión de la parroquia de la localidad burgalesa, pero su pensamiento no se movía de su adorada San Sebastián. En el dialecto guipuzcoano del vascuence, septiembre era «iraillá», el mes o la luna del helecho. Es en septiembre donde esta yerba silvestre alcanza su mayor lozanía, y los antiguos labradores vascos la utilizaban para camas del ganado, estiércol y abono. (Apología de la Lengua Bascongada (sic) de don Pablo Pedro de Astarloa, presbítero, editado por Gerónimo Ortega, Madrid 1803) . Septiembre o «iraillá» es también el mes de la recolección del maíz y de la madurez del fruto de la zarzamora. Y en la homilía de su primera Misa ante los severos castellanos de La Gallega, el padre Monasteriguren les habló de la castidad y la pureza, recurriendo a un ejemplo de su tierra vascongada. «En un maizal de la falda sur de Igueldo, estaba Imanol, vasco, alto, rubio, comunión diaria, desnudo de cintura para arriba, sudoroso, recogiendo maíz. Y bajaba por el sendero, con su cesto para coger moras y convertirlas posteriormente en sabrosa confitura, Nekane, vasca, alta, rubia, comunión diaria, mientras canturreaba un bello zorcico. Se miraron, se sonrieron, actuó Lucifer, e Imanol y Nekane, altos, vascos, rubios, comunión diaria, pecaron. Y yo me pregunto: si pecaron Nekane e Imanol, que eran vascos, altos, rubios y de comunión diaria, ¿qué no seréis capaces de hacer vosotros, pecadores burgaleses?». Enterado de la homilía, el obispo reclamó al padre Monasteriguren, se lo llevó de nuevo a San Sebastián y le prohibió predicar en la Misa del domingo.

La efímera relación de mi sobrina Florentina con el mantero Bongo Molongo ha tenido consecuencias. Se ha quedado embarazada. Y su reacción, quizá inspirada en la lógica y valiente actitud de Adriana Lastra, ha sido semejante. Ha dimitido de su cargo de coordinadora general de Empatías Sostenibles (ESSA) por considerar que debe dedicarse en su actual estado al reposo para asegurar el buen fin de su situación de buena esperanza. El trabajo en ESSA de mi sobrina Tina –así la motejamos cariñosamente en familia–, lo desarrollaba sentada ante una pantalla de ordenador, es decir, en constante reposo, pero ni por esas. Posteriormente nos hemos enterado de que todos sus compañeros de trabajo responsabilizan a Florentina de lo mal que llevaba la empresa, de la falta de coordinación en las empatías sostenibles, de su mal carácter en el trato, de que hacía faltas de ortografía en sus informes y de la pérdida de clientes empáticos sostenibles que ha experimentado la empresa desde que ella es la coordinadora general. Es decir, que ha sido objeto de un cese definitivo, de su expulsión de la sociedad, y que su dimisión para hacer reposo y ocuparse de su salud es una mentira de las gordas.

No se puede comparar su caso al de Adriana Lastra. En el PSOE estaban encantados con ella, pero ha dimitido y hay que respetar su decisión.

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