La inminente resurrección de Francisco Franco
Los ecologistas deben acudir al rescate del presidente Sánchez y de Podemos. Y deben denunciar a Feijóo y Abascal por no apoyar el fin de esas mastodónticas herencias del franquismo, en su inmensa mayoría inauguradas por el dictador en persona
Entonces todo se volvió a ir de las manos. La inflación subyacente se disparó al 7,5 por ciento, lo que no se veía en España desde la década de 1980. Una barbaridad y con el Gobierno intentando convencer a la población y al mundo entero del éxito de su gestión económica. Como si el ciudadano medio no supiera cuánto le cuesta ahora hacer la compra semanal y cuánto le costaba hace seis meses. Y entonces también los funcionarios anunciaron una huelga. Y entonces, cómo no, el Fondo Monetario Internacional advirtió de que el crecimiento en España este año de 2023 sería de un 1,1 por ciento en lugar del 2,1 que había anunciado el Gobierno de Pedro Sánchez. Y que, a día de hoy, la previsión para 2024 es de un crecimiento del 2,4 por ciento, pero también hace un año las previsiones de crecimiento para España del FMI estaban muy por encima de las que hoy augura.
Y entonces hubo que rendirse y reconocer que la ley del 'sólo sí es sí' había sido el mayor disparate perpetrado por un Gobierno en democracia. Que con casi 400 delincuentes sexuales beneficiándose de una ley que premia al que perpetra un delito en lugar de perseguirle, era imprescindible dar un giro. Lo peor fue que casi todos se dieron cuenta de que esa rectificación nada tenía que ver con defender los derechos de las víctimas. Ni Bolaños, estrella del giro gubernamental, ni ningún otro ministro dedicó un minuto a esas víctimas. Al menos en eso fueron honestos. Porque de verdad los damnificados no les interesan nada. Lo único que le importa a este Gobierno es cómo contener la sangría electoral que están padeciendo. La ven venir como la ola que se lleva por delante a un barco al que alcanza de través. Y ¿cómo no iba a ser así? En su indescriptible incompetencia como gobernantes ignoraron todas las indicaciones que recibieron desde los cuerpos técnicos y los miembros más avezados de su propio partido. Y ahora están atrapados en una decisión que fue del Gobierno que preside Pedro Sánchez. No una decisión de Irene Montero, como se gritaba en la foto de la crónica del Financial Times. Una decisión colegiada de la que el responsable último es el presidente.
Así que ahora, una vez más, y van… hay que buscar una forma de evitar que se hable de la situación real del país. Hay que conseguir que los medios se llenen con alguna otra discusión absurda. Y yo creo que la más sencilla y efectiva es volver a resucitar a Francisco Franco. Porque parecería que se ha muerto y eso es imposible. Aunque hace meses que el Gobierno no habla de él y no le echa la culpa de nada. Es como si Franco no siguiera haciéndonos la vida imposible. Y eso no se puede consentir. Nuestra vida es invivible porque Franco sigue ahí.
Sugiero con devoción filial al presidente del Gobierno que empiece una campaña en todos los medios afines para denunciar y poner en marcha el desmantelamiento de la red de presas que la dictadura dejó por casi toda España. Con el infinito e intolerable impacto medioambiental de esas masas de hormigón. Los ecologistas deben acudir al rescate del presidente Sánchez y de Podemos. Y deben denunciar a Feijóo y Abascal por no apoyar el fin de esas mastodónticas herencias del franquismo, en su inmensa mayoría inauguradas por el dictador en persona. Ése es el mayor problema que tiene España hoy. Y quien lo niegue es un fascista. ¡Qué inflación, huelga o ley del 'solo sí es sí'! Cuanto antes hay que volver a centrarse en la pervivencia de la intolerable herencia de Francisco Franco. Contra lo que dicen los fascistas, Franco está vivo. O está a puntito de resucitar.