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El astrolabioBieito Rubido

El valor de las palabras

¿Con qué vocablos exculpará o explicará el PSOE el incumplimiento del toque de queda de esos quince diputados convocados por «el tito Berni» en el versátil local, llamado Ramsés, en Madrid?

Actualizada 01:30

¡Qué grandes son las palabras! Gracias a ellas nos estamos comunicando usted y yo y esa comunión que establecemos nos lleva, al menos, a la confrontación de ideas e incluso a poder entendernos. Es el aliento que inspira la idea fundacional de este diario: debatir. Pero las mismas palabras, como bien escribió Aristóteles, sirven para escribir tragedias o comedias; como son también el arma arrojadiza o de defensa de la clase política. Con las mismas palabras, los mismos políticos pueden decir una cosa y la contraria. Porque las palabras, en definitiva, son el envoltorio formal de ideas, conceptos o estados de ánimo. Sirva esta introducción para tratar de entender el empeño perverso de engañarnos en el que está instalado el actual Gobierno.

En relación con lo anterior, me llaman la atención las afirmaciones de Nadia Calviño en el Parlamento jactándose de que en su bolsa de la compra ya se notaba la bajada de los precios, justo cuando en febrero se registró la mayor subida de IPC, de un mes a otro, de los últimos 43 años. ¿Cómo calificaría el lector a una persona así? Le dejo el ejercicio a su riqueza verbal.

¿Con qué vocablos exculpará o explicará el PSOE el incumplimiento del toque de queda de esos quince diputados convocados por «el tito Berni» en el versátil local, llamado Ramsés, en Madrid? Porque con términos idénticos azuzaron y denigraron a Mariano Rajoy, incluido algún contumaz vecino, cuando Rajoy osó dar un paseo por su urbanización. Hasta el volátil Marlaska amenazó con expediente y sanción al expresidente. ¿Ya no encuentra expresiones verbales el ministro del Interior para darnos una explicación convincente a los ciudadanos ante la ejemplaridad negativa de esos parlamentarios?

Hoy solo tengo preguntas, asombrado como estoy ante una actualidad cada día más inquietante, en la que un escándalo tapa el anterior en veinticuatro horas. Empieza el baile de salidas de empresas, siguen reduciéndose las penas a los delincuentes sexuales, la corrupción salpica al PSOE una vez más, las hipotecas cada día más caras, la pensiones al borde de la suspensión de pagos –se ponga como se ponga el prepotente ministro del ramo–, los niños pueden cambiar de sexo como quien cambia de balón, los trenes no entran por los túneles –cuando no van a sesenta por hora–, los terroristas a la calle, los golpistas también, los jueces maniatados, los juzgados parados, los enemigos de España jaleados dentro y fuera del país, la deuda desbocada, la cesta de la compra inalcanzable, la energía nos deja fríos… ¿Con qué palabra quiere usted definir este panorama?

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