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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Yolanda no suma en Brasil

La incongruencia de la lideresa que quiere «ensanchar la democracia», pero se niega a contarnos cómo se ventila nuestro dinero en viajes vacíos

Actualizada 09:11

Las palabras en política son cada vez más baratas y están más sobadas. Hace una semana, en la presentación de su partido de corte ombliguista, Yolanda Díaz soltaba vacuidades como que su meta es «organizar la esperanza para que un nuevo país se abra paso». Frase vacua, de menos chicha que un hueso repasado por las mandíbulas de un mastín tibetano.

Con esa voz que ella pretende empática y entrañable –y que parte del respetable público consideramos más empalagosa que una torrija rebozada en sacarina–, la lideresa añadía otra gran idea-fuerza: «Sumar quiere ensanchar la democracia». Muy bien. Estupendo.

Pero resulta que la democracia no consiste solo con votar cada cuatro años. Requiere, entre otras muchas medidas de profilaxis pública, que los políticos que disponen de nuestros impuestos sean transparentes en sus gastos. Pero parece que en el «ensanchamiento de la democracia» de Sumar se han fumado ese capítulo. A finales del pasado año, Yolanda se aficionó a pegarse garbeos por América. Primero viajó a Argentina y Uruguay, sin otro motivo que autopromocionarse haciéndose selfies con líderes de la izquierda populista hispanoamericana. Luego, como despedida de año, se largó a Brasil para asistir a la toma de posesión de Lula (al que sometió a un pegajoso asalto de besos y abrazos nada más verlo, para azorada sorpresa del abuelete). Y aquí surge un problemilla: a ese acto en Brasil acudió también el jefe del Estado, Felipe VI, acompañado por el ministro de turno, Albares. Es decir, España estaba sobradamente representada sin necesidad de que acudiese Yolanda Díaz. Pero ella no podía perdérselo, así que se sumó viajando por su cuenta y llegando un día antes a Brasil.

El Debate se ha interesado a través de Transparencia por el coste de ese viaje, gestión que han llevado a cabo Julio y Antonio Naranjo por los cauces oficiales previstos. Hoy ofrecemos el resultado: pasados más de tres meses desde la toma de posesión de Lula, la líder de Sumar pretexta que todavía están haciendo la suma de los gastos. Se resiste a facilitar la información pública requerida. Tampoco aclara qué comitiva la acompañó en esa excursión brasileira tan chachi. Lo único que dicen desde su Ministerio –y no se rían– es que el motivo del viaje fue… En efecto, lo han adivinado: «Ensanchar la democracia».

¿Cuál es la moraleja y el interés de todo esto? Pues que muestra el cantamañanismo aplicado de la enésima esperanza gaseosa de la extrema izquierda, que sin haber empatado con nadie –más allá de manipular los datos del paro– se ha autoinvestido en salvadora de todas y todos. Lo notable es que semejante trampantojo de liderazgo político obtendrá sus escaños, porque a buena parte del público le aburre informarse y prefiere la propaganda al conocimiento.

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