Y ahora Trump es «woke»
Me gustaría saber si hay un solo lector que nunca haya visto una película producida por Disney ni leído uno solo de sus cuentos
Para quien no lo sepa, lo woke es la promoción que hace la izquierda de las llamadas «políticas identitarias» de las personas LGTBetc. Su origen está en el uso de un término de la jerga de los negros norteamericanos que convirtieron wake (despertarse) en woke, en principio el mismo significado y después ampliándolo mucho. Ahora vemos cómo los promotores de esa ideología están tomando al asalto empresas del mundo del entretenimiento y poniéndolas al servicio de su revolución. Durante décadas vimos a la izquierda del mundo entero denunciando la influencia de las corporaciones en la vida política. Ahora esa misma izquierda está encantada de ese poder de las grandes corporaciones siempre y cuando se utilice en defensa de sus ideas y destacadamente de las políticas woke.
El ejemplo de relevancia universal es el de la Disney. Una corporación que durante un siglo ha representado una marca blanca de entretenimiento y de alcance universal. Me gustaría saber si hay un solo lector que nunca haya visto una película producida por Disney ni leído uno solo de sus cuentos. Sí, siempre hay una excepción, pero son muy raras. Esta compañía está ahora al mando de un equipo que ha decidido dar un giro a su producción de entretenimiento infantil. En su parque Disney World, en Florida, han borrado de todas las señales los términos boys and girls que para lo woke son tóxicos y van a celebrar en ese parque la mayor conferencia LGBTQ+ que haya tenido lugar hasta ahora en el mundo.
Pero aquí han chocado con un enemigo complicado: el gobernador Ron DeSantis les ha plantado cara. El parque de Disney World en Florida, que es casi tan grande como la ciudad de Miami, tenía su autogobierno dentro del Estado de Florida por unos privilegios otorgados en la década de 1960. Esos beneficios -fiscales e incumplimiento de protocolos de seguridad estatales entre otros- se otorgaban a una empresa de entretenimiento y con discriminación para otras de ese sector, como los Estudios Universal o SeaWorld. Ahora DeSantis ha decidido quitárselos porque desde esa situación de privilegio se está haciendo activismo político.
En esas estábamos cuando Donald Trump ha saltado al ruedo. DeSantis es el más serio rival que tiene para la nominación republicana y Trump ha visto la oportunidad de atacarlo porque el choque con Disney puede dañar a la economía de Florida. «El próximo movimiento de Disney será anunciar que no van a invertir más dinero en Florida por culpa del gobernador» ha dicho Trump en sus redes sociales. «De hecho incluso podrían anunciar una lenta retirada o venta de algunas de sus propiedades [en Florida] o de la totalidad. Ojo. Eso sería mortal.» Lo que esta amenaza de Trump demuestra, una vez más, es que a él le importan poco los principios y valores. A él lo único que le interesa es cómo obtener ventaja en cualquier circunstancia.
Y que no haya lugar a equívoco sobre dónde está cada uno. Como bien dice el gobernador DeSantis (Why I Stood Up to Disney. WSJ. 1-III-23) «La ideología woke es una forma de marxismo cultural. Los líderes tienen que enfrentarse a las grandes corporaciones cuando éstas se equivocan, como lo hizo Disney, al usar su poder económico para promover una agenda política. Estamos haciendo de Florida el Estado donde la economía crece porque somos el Estado al que lo woke va a morir». Los que apoyan a Trump no apoyan un pensamiento, apoyan la irracionalidad.