Cuando Bildu ayuda al PSOE

Sánchez creyó que ayer iba a salvar la cara pese al inmenso destrozo que le ha generado a su partido pactando con Bildu a lo largo de los últimos cinco años. El todavía presidente del Gobierno no pudo responder a la bien articulada intervención de Alberto Núñez Feijóo en el Senado porque necesita que no se hable de la realidad incuestionable: que el PSOE y Bildu son hoy socios. Dedicó su intervención a hablar del pasado y de la forma en que el Gobierno Aznar intentó acabar con ETA –por más que él lo presentara de forma contrapuesta– y se negó a reconocer una realidad indiscutible: que estos etarras con los que pacta leyes un día sí y otro más, son un aliado imprescindible para que él pueda mantenerse en la Moncloa.

El anuncio por la mañana de que los siete candidatos de Bildu condenados por asesinato serán retirados de las listas llegó sin que el PSOE exigiera en ningún momento que se produjese ese gesto. Yo no sé qué negociaciones se habrán dado en la última semana entre los equipos de Sánchez y Otegi. Lo que sí tengo claro es que Sánchez necesitaba una rectificación de Bildu sin que pareciera que su gestión de los últimos años era la responsable de que los terroristas etarras fuesen candidatos. Era imprescindible intentar borrar toda dependencia de Bildu. Porque el Gobierno podía haber aplicado la ley electoral que promueve la ilegalización de partidos que lleven personas condenadas por actos de terrorismo en sus listas. Pero el Gobierno y la Fiscalía no han movido un dedo. Y espero que comprendan mi escepticismo si les digo que no creo que la retirada de estos siete asesinos de las listas es algo que Bildu ha hecho sólo a beneficio del PSOE. Hay quien dice que lo ha hecho en beneficio propio. Yo también lo creo.

En una sociedad tan enferma como la que vota a Bildu, quien pone en las papeletas la candidatura de asesinos de ETA con su alias de terrorista entre comillas, es porque quiere lucir su historial asesino. Por cierto, tampoco está mal que la junta electoral les permitiera poner su apodo criminal. Pero dejaremos eso para otro día. Es por ello por lo que la única razón plausible para la retirada de esos nombres de la candidatura es que Sánchez haya realizado otra promesa con la que les va a compensar por el «sacrificio» que realizan en beneficio del PSOE. Que también lo es en el suyo propio por otras vías. Porque quien más necesita que Sánchez siga gobernando España es Bildu. No pueden permitirse el lujo de que Núñez Feijóo llegue al Palacio de La Moncloa. Y menos con la claridad con la que ayer se expresó en el Senado respecto a lo que es Bildu.

Sánchez sabe que la losa de los etarras pende de su cuello. Y el intento ayer de distraer la cuestión hablando del 11-M es de una fatuidad execrable. Cuando estos socialistas hablan del 11-M siempre olvidan un dato esencial. En el mes y medio de Gobierno en funciones de José María Aznar con Ángel Acebes como ministro del Interior, se detuvo a todos los autores del atentado que posteriormente fueron condenados. A todos menos a los que se suicidaron. Vista la forma de proceder de Sánchez, probablemente preferiría dialogar con ellos y hacerles concesiones.

Lo relevante ahora es que los asesinos de ETA aparecerán en las papeletas ya impresas para el 28 de mayo. Y está en la mano de Sánchez emplear esas candidaturas como forma de poner en marcha la ilegalización. Cosa que, por supuesto, no hará.