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HorizonteRamón Pérez-Maura

Señor Feijóo: no le entiendo

Ahora comprendemos por qué el abandono de la política de Guillermo Fernández Vara el pasado 29 de mayo fue casi tan breve como la declaración de independencia de Cataluña en octubre de 2017. Él vio que el matrimonio en Extremadura entre el PP y Vox podía acabar en divorcio antes de consumarse

Actualizada 01:30

No se trata de que el PP le haga un monumento a Vox por permitirle gobernar en los sitios donde puede necesitar su apoyo. Por supuesto que no. Yo entiendo perfectamente que el PP no cuente con Vox en Murcia, donde los populares han logrado lo que algunos llamamos una mayoría Ayuso: el PP tiene más diputados que toda la izquierda murciana sumada. Que es lo que Isabel Díaz Ayuso logró en la Asamblea de Madrid en las elecciones adelantadas de 2021. Quizá las formas del presidente López Miras no hayan sido las más sutiles, pero lo puedo entender. Vox tuvo un buen resultado numérico, pero de limitada efectividad si no se suma al PSOE en las votaciones.

Yo entiendo las razones de pactar en Cantabria con el populista Revilla, aunque creo que es un error que tendrá muchas graves consecuencias para el Partido Popular. Como me decía una antigua vicepresidente del PP en Cantabria y exdiputada nacional, «voy a votar al PP en julio porque la prioridad es echar a Sánchez a cualquier precio, pero después de esto voy a reflexionar. Porque es intolerable» el pacto con Revilla. Es intolerable para los votantes del PP por razones que ya he expuesto en estas páginas en los últimos días. Pero entiendo que se puede hacer un cálculo matemático y llegar a la conclusión de que se puede gobernar siendo rehén de Revilla. Las matemáticas no se discuten. La ética sí.

Pero como las matemáticas no se discuten, lo que es verdaderamente incomprensible es la decisión del Partido Popular en Extremadura: María Guardiola pretende tener el apoyo de Vox sin darle casi nada a cambio. Pero a diferencia de otras comunidades, en Extremadura el partido más votado y con mayor representación en el Parlamento es el PSOE, no el PP. Es matemáticamente imposible que el PP gobierne Extremadura si no llega a un pacto con Vox. Y es posible que las peticiones del partido de Santiago Abascal sean excesivas. Pero por ahora el que se está beneficiando del desencuentro es el PSOE que se ha quedado inesperadamente con la Presidencia de la Asamblea. Ni los socialistas se lo podían creer. Ahora comprendemos por qué el abandono de la política de Guillermo Fernández Vara el pasado 29 de mayo fue casi tan breve como la declaración de independencia de Cataluña en octubre de 2017. Él vio que el matrimonio en Extremadura entre el PP y Vox podía acabar en divorcio antes de consumarse. Y a estos efectos, ya están en los tribunales.

En resumen, señor Núñez Feijóo, yo comprendo que usted puede creer que en cada comunidad autónoma los dirigentes son libres de tomar las decisiones que estimen oportunas. Pero no se olvide de que esas decisiones también tienen alcance y repercusión en toda España. Ser presidente de Extremadura no es lo mismo que ser alcalde de Vitigudino. Y el presidente del PP no puede desentenderse de lo que allí ocurra. Los electores le harán responsable tanto si gobiernan como si no. Como me decía ayer un embajador de España «ya dije que sólo la torpeza de la derecha puede salvar a Sánchez y parece que en ello se afanan». No tengo más que decir.

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