Gran recital de fin de fiesta del sanchismo
Lo están dando todo en campaña: presidente expedientado por la Junta Electoral, alcaldesa del PSOE declarando por secuestro, guiso lisérgico de Tezanos...
Hay muchas maneras de apearse de los escenarios. Una son las giras de despedida anunciadas a bombo y platillo… que al final suelen quedarse en el prólogo de la siguiente gira de despedida (ya hemos perdido la cuenta de cuántas veces han dicho adiós Miguel Ríos o Serrat). Otra fórmula consiste en emprender un perpetuo tour de grandes éxitos, resumen una ilustre carrera, que es en lo que andan desde hace décadas los Rolling Stones o The Who.
El sanchismo, probablemente inmerso en su gira de despedida, ha optado también por deleitarnos con una recopilación de sus grandes éxitos. Han convertido la campaña en una colección de resbalones, que rinde homenajea lo peor de su legado: falta de respeto a las instituciones, corrupción, incompetencia y un líder supremo alérgico al juego limpio y rehén de los separatistas.
Sánchez acaba de ser expedientado por servirse de las cumbres de la Presidencia Europea para lanzar puyitas electoralistas a sus adversarios. Vemos también a una exalcaldesa del PSOE declarando en el juzgado por algo tan sórdido como un secuestro. Vemos al hermano de Ximo Puig señalado por la Intervención de la Comunidad de Valencia como trincador VIP de subvenciones irregulares. Vemos un nuevo ejemplo del acendrado feminismo que distingue al PSOE, con sus Juventudes gallegas lanzando una campaña que elogia «el paquete de Sánchez», iniciativa tan cutre que ha tenido que ser retirada por Ferraz, entendemos que por motivos políticos, que no biológicos.
Vemos a Otegui –exterrorista– y Junqueras –exgolpista– juntos en un mitin mano a mano en Durango, presumiendo de que lo que ocurra en el «Estado español» en los próximos cuatro años «lo van a elegir ERC y Bildu». Y si la derecha no suma, así será. Nos comeremos una nueva empanada de sanchistas, comunistas e independentistas y comenzará el fin de la España unida.
Vemos en directo la incompetencia en la gestión pública distintiva del sanchismo, con el amigote que ha colocado en Correos incapaz de responder en tiempo y forma al tapón en el voto postal (tema que la oposición debería vigilar al milímetro).
Y por supuesto, vemos al camarada-sociólogo, impermeable al concepto de rubor, publicando una encuesta del CIS cocinada con hongos lisérgicos, que lleva la contraria a todas y se permite la chufla suprema de asegurar que Sánchez ganará las elecciones. El trabajo de campo se llevó a cabo antes de que comenzase la campaña electoral, pero da igual, porque el CIS hoy es un órgano más de Ferraz.
Cunde la sensación de que a estas alturas al PSOE ya le da todo un poco igual. No ven necesidad de guardar las formas, porque son conscientes de que las cuentas no salen. La efigie de la portavoz del Gobierno resulta sintomática. Nada queda de la pizpireta ministra-sonrisa que ejercía de mascarón de proa del régimen. Su gesto se ha tornado adusto, de un enojo apenas contenido. ¿Y es que cómo puede el ingrato vulgo morder la mano del providencial líder progresista, ecologista, feminista… y txapotista?
Esperemos que de verdad estemos asistiendo a las tracas finales de la gira de despedida.