¿Por qué los nervios?
Una parte sensata del sanchismo, antes PSOE, se cuestiona los términos de la subasta y si aceptarlos garantiza más que unos meses de colchón monclovita para Sánchez
Resulta que Francina ha hecho un favor a Feijóo al alargar el periodo de sequía legislativa hasta finales de septiembre. Le ha hecho un favor a Sánchez, que necesita tiempo para atar sus pactos que son impresentables e inmorales pero, si los cierra, suponen el único desfiladero que le haría permanecer en Moncloa. Las brigadas mediáticas de Sánchez, que son poderosas, han comprado el mensaje. Como si el candidato «a la espera» no necesitase ayuda de Armengol que para eso está ahí. Sánchez cede diputados a Junts y Sumar a ERC para que puedan formar Grupos Parlamentario; más dinero, más turnos de palabra y más chollos; Sánchez empieza a pagar su traición. Entonces ¿por qué los nervios? La izquierda está nerviosa y hasta a Bolaños se le nota. Una parte sensata del sanchismo, antes PSOE, se cuestiona los términos de la subasta y si aceptarlos garantiza más que unos meses de colchón monclovita para Sánchez. Se teme que el partido recorra el camino del socialismo italiano o el francés.
Vivimos, aunque el personal no se percate, una especie de golpe con sordina y entre algodones, pero golpe al fin. Un Gobierno con el día a día condicionado por quienes son enemigos de la Constitución y de la Monarquía. Por muchos ilusionismos que haga Conde Pumpido para agradar a su jefe, la subasta no tiene encaje real ni legal. Es una especie de «tranquilízate mientras cobro» y con exigencias cada vez mayores. Un socio de Sánchez no hablará con Feijóo «porque no acepta la amnistía ni el referéndum». Es que quien los acepte no respeta la Constitución.
La clave estará en las próximas elecciones vascas y catalanas. Con un Bildu sobrevalorado y victorioso el PNV pagará su error. El suicidio es una inmolación voluntaria. A Ortuzar le quedan tres telediarios. Pero se lo ha buscado. Que consulte con las fuerzas vivas vascas, con empresarios y grandes emprendedores tan ligados de siempre a su partido. A la izquierda irredenta catalana, con una ERC muy a la baja y un gran fracaso el 23-J, las cosas no le irán mejor. Cree que su salvación es presentarse como andamio de Sánchez. Pero el caso de Junts es bien distinto. Junts, heredero del pujolismo, es la derecha nacionalista catalana. Los empresarios que le apoyan serán tan perjudicados por las políticas de Sánchez y sus socios comunistas como los demás. ¿Cómo les contará a sus empresarios que su voto fue necesario para posibilitar un Gobierno radical de izquierdas? Yoli, la chulísima, ya ha empezado a enseñar sus cartas. Propone para el Ministerio de Vivienda, por lo visto resucitado, a Colau. Que tiemble la propiedad privada. Y que lo asuman en el País Vasco y Cataluña.
La sociedad española nunca cedió al chantaje. Cuando ETA, los amigos de Bildu, tenían a Miguel Ángel Blanco ante sus pistolas, la sociedad española se movilizó como nunca. Millones de ciudadanos llenaron las calles. Nadie pidió que el Gobierno de entonces cediese al chantaje. Pidieron que el terrorismo liberara al secuestrado. Lo mismo ocurrió el 23-F, con la soberanía nacional secuestrada. El deseo fue que los militares volviesen a sus cuarteles no que se cediera al chantaje de los golpistas. Y el Rey Juan Carlos I, en una intervención memorable, resolvió la situación. Lo han olvidado quienes ahora le infaman y han conseguido exiliarle sin tener asunto alguno pendiente con la Justicia. Es el único español que no disfruta de sus derechos constitucionales.
Tras la propuesta del Rey de que Feijóo opte a la investidura, los zascandiles de siempre, la izquierda palurda cuyas neuronas son víctimas de una ideología prehistórica, llegaron a acusar al Rey de «borbonear» sencillamente porque cumplió la Constitución. Estos personajillos sólo aceptan lo que les peta. Lo hacen también con las sentencias judiciales cuando no son de su gusto. El Rey optó, obviamente, por la Constitución y, además, por la lógica. Cuando ninguno de los aspirantes asegura apoyos suficientes, lo normal es proponer a quien más soportes ciertos presenta.
Sánchez cree resolver los problemas cediéndolo todo aunque dañe la Constitución y con ella la unidad de España. Así declaraba que Cataluña estaba tranquila. Mientras, la izquierda está inquieta, nerviosa. ¿Por qué? Sánchez, tan preocupado en pasar a la historia, debería plantearse cómo quedará aceptando chantajes. No todo vale.