Por qué me manifiesto

Se llena la calle Ferraz y se llenarán los ayuntamientos este 12 de noviembre porque cada día que pasa hay motivos nuevos para hacerlo. Primero nos dijeron que lo ocurrido en el procés era rebelión, y se tragó con la sedición. Luego que las penas se cumplirían, y se les indultó. Más tarde se derogó el delito que cometieron y ahora pretenden amnistiar (y financiar) a quienes se gastaron nuestro dinero en partir y quemar Cataluña.

Sale uno a manifestarse con la misma sensación de cuando va a votar, consciente de que es una gota en mitad del océano. Sin embargo, uno se manifiesta porque encuentra en seguida los motivos para hacerlo. No hace falta recurrir a la ideología ni al recuerdo de voto, basta con desear una España en igualdad, un país donde los delitos no queden impunes si le conviene al PSOE, que para colmo tiene un amplísimo historial delictivo. Uno se manifiesta no ya por uno mismo, que también, sino porque no quiere que en el futuro una minoría interesada y cogida por los pelos quebrante las reglas más elementales de nuestra democracia: la igualdad de todos ante la ley.

El último motivo para salir a manifestarse ha sido el acuerdo firmado entre PSOE y Junts, que empeora de por sí al ya firmado con Esquerra (y que nos cuesta de momento 15.000 millones de euros). De ese acuerdo firmado con Junts, al dictado de un prófugo del que no sabemos ni dónde está empadronado, hay varios aspectos realmente sangrantes.

Por estricto orden de lectura, el primero es la admisión de un verificador internacional, como si España fuera un país en guerra. Es decir, después de hacer la vista gorda con la injerencia rusa en el procés, vamos a permitir (porque así lo quiere el PSOE) que venga alguien de fuera a decirnos cómo aplicarnos la ley. Y encima lo ponemos por escrito 24 horas después de negarle a Europa información sobre la amnistía. Se conoce que al PSOE solo le gustan los verificadores cuando los pone Puigdemont.

En segundo lugar está la modificación de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, según la cual ahora podrán quedarse con el 100 % de los impuestos que recauden. Es decir, obviando que es un profundo acto de insolidaridad con las regiones más desfavorecidas (a las que desprecian), lo que está firmando aquí el PSOE es la ruptura de la caja única y concediéndole a Cataluña la independencia fiscal. Es decir, dispondrán de más dinero para seguir imponiendo su proyecto de división. A mayores exigen (y el PSOE acepta) un plan para «promover el regreso a Catalunya de la sede social» de aquellas empresas a las que espantaron en 2017 con su intentona golpista.

Y en tercer lugar va la ley de amnistía, que propone la impunidad de todos los que delinquieron entre 2014 y 2023 en pos de la independencia. Se incluye además un concepto aberrante –lawfare– que viene a asumir que en España los jueces persiguen a la gente por sus ideas.

Este es el modelo de Estado que viene, el que ya está aquí. Y por eso España se levanta.