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El puntalAntonio Jiménez

Unas elecciones a cara de perro

Sánchez pretende que los votantes del 9-J refrenden en las urnas la amnistía a Puigdemont y, de paso, sus políticas de enfrentamiento social y crispación dentro y fuera de España, con la excusa de frenar a la extrema derecha

Actualizada 01:30

Sánchez preside un gobierno que deviene en una banda cuando vota contra sí mismo en el Congreso y además no gobierna, sino que ocupa la institución del Gobierno. Porque no es lo mismo gobernar que estar y dejar pasar el tiempo en el gobierno, que es lo que está haciendo Sánchez. Solo así se explica que sea uno de los Ejecutivos del mundo con más ministros y a la vez de los más inoperantes, cuyos 22 integrantes y Sánchez , por las mañanas pintan la mona y por la tarde lo pasan a limpio.

Pagamos con nuestros impuestos a un gobierno afectado de esquizofrenia que toma decisiones y aprueba proyectos en Consejo de Ministros que después revoca y rechaza en el Parlamento, como se ha evidenciado con las leyes del suelo y contra la prostitución. Después, esos mismos ministros que no se ponen de acuerdo ni consigo mismo, tienen el cuajo y la desvergüenza de justificar esa paranoia política, culpando al PP por no haber apoyado ambas leyes. Tiene bemoles la cosa.

Sánchez y sus ministros se esfuerzan por desviar la atención sobre esa vacua y estéril gestión , aireando el recurrente mantra de la máquina del fango que mueve la extrema derecha para acabar con nuestra democracia o creando conflictos internacionales con otros países como ha hecho con Argentina e Israel. Primero ha roto peras con Argentina y ha convertido una cuestión personal relacionada con su mujer en un asunto de Estado.

Después se ha enfrentado a Israel, mientras es felicitado por los terroristas de Hamás, con el reconocimiento del Estado palestino. Uno y otro quilombo atufan al oportunismo político de quien movido por el interés electoral del 9 de junio, está convencido de que peleándose con Milei justifica su mentirosa estrategia de pasar por el valladar y ariete europeo capaz de frenar a la extrema derecha. Y que haciendo lo mismo contra Israel, contenta a sus socios de investidura que son de probada y manifiesta animadversión contra Israel.

No hay más que ver, en ese sentido , el sectario e imprudente proceder de Yolanda Díaz, esa mezcla de ignorancia y malignidad que 'okupa' la vicepresidencia , como la define Nicolás Redondo Terreros, alentando la consigna de Hamás 'desde el río al mar ', que sugiere la desaparición del Estado de Israel y la implantación del palestino entre el Jordán y el Mediterráneo.

En ambos conflictos diplomáticos Sánchez demuestra su irresponsabilidad al enfrentarse a dos países con los que España tiene, especialmente con Argentina, fuertes lazos afectivos e intereses económicos notables que se verán afectados de manera negativa. Habrá consecuencias en uno y otro caso. La ruptura de relaciones diplomáticas temporales con Argentina e Israel han sido por motivaciones personales del propio Sánchez relacionadas con el caso de su mujer y por pura estrategia electoral para agitar a la izquierda ante la cita del 9 de junio.

Las elecciones europeas cobran un sesgo plebiscitario porque así lo ha querido Sánchez y con más razón Feijóo.

Sánchez pretende que los votantes del 9-J refrenden en las urnas la amnistía a Puigdemont y, de paso, sus políticas de enfrentamiento social y crispación dentro y fuera de España, con la excusa de frenar a una extrema derecha que amenaza nuestra democracia, cuando el único riesgo existente para la democracia está residenciado en sus intenciones de amordazar a los periodistas críticos, asfixiar a sus medios de comunicación cerrándoles el grifo de la publicidad institucional y de las empresas privadas previamente presionadas, y acabar con la división de poderes laminando a los jueces independientes.

En eso consiste la 'agenda de regeneración democrática' que Sánchez va a perpetrar si las urnas del 9 de junio le respaldan, con la connivencia de sus socios comunistas, independentistas y bilduetarras, tal y como le exigieron desde la tribuna del Congreso, Íñigo Errejón cuando dio por finiquitado el consenso del 78 y exigió la renovación del CGPJ, el Poder Judicial, sin contar con el PP, mientras Rufián abogó por incrementar las multas de 15.000 a 200. 000 euros a los periodistas que «mienten y calumnian para cerrar sus medios» y Belarra señalaba con nombres y apellidos a cuatro periodistas( Ana Rosa Quintana, António G. Ferreras, Susanna Griso y Pablo Motos ) a los que acusó de corruptos y pidió «atar en corto» por sus mentiras.

Por cierto, ni la sectaria e incompetente Armengol ni Sánchez se inmutaron, ni Belarra fue advertida y amonestada por expresar la misma acusación que Milei dirigió a Begoña Gómez, sin mencionarla en su caso, y que el propio Sánchez elevó a categoría de agresión contra España y sus instituciones. No cabe más cinismo y desfachatez en un presidente de Gobierno, cada vez más autocrático y populista, como evidenció en esa misma sesión plenaria del Congreso conminando desde el escaño a su subordinada Armengol, a que cortara y silenciara a Feijóo.

En este tiempo de máquinas de fango, bulos, difamaciones y calumnias, expresiones con las que Sánchez pretende deslegitimar la labor de contrapoder que ejerce la prensa libre e independiente que no le baila el agua, reproduzco literalmente una frase que seguramente les sorprenderá cuando conozcan a su autor: «Vamos a examinar detenidamente las leyes contra la difamación que tenemos en el país de modo que cuando alguien diga algo que es falso y difamatorio sobre otra persona, esa persona tenga la posibilidad de recurrir con garantías a los tribunales. Las leyes existentes son una farsa y una vergüenza».

La frase podrían haberla pronunciado o escrito Sánchez, Belarra, Yolanda Díaz, Puigdemont, Otegui o Rufián. Corresponde, sin embargo, a Donald Trump que como nuestros populistas patrios se declara víctima de 'lawfare'.

Por todo esto, el 9-J los españoles nos jugamos mucho más que renovar el Parlamento Europeo. Nos jugamos la libertad de información y expresión. Si los resultados le favorecen, Sánchez los utilizará para justificar su aberrante ley de amnistía o ley de impunidad y para avalar sus polémicas decisiones políticas, pasadas, actuales y futuras contra periodistas y jueces, con el único objetivo de perpetuarse en la Moncloa, aunque sea vegetando y sin cuentas del Estado que administrar! Qué tiempos aquellos en los que desde la oposición exigía a Rajoy dejar la Moncloa o convocar ya elecciones generales si no podía aprobar los Presupuestos Generales del Estado! En suma otro cambio de opinión o más bien otra incoherencia y traición a los principios políticos y a la palabra dada de un acreditado mentiroso compulsivo que siempre ha hecho en el gobierno lo contrario de lo que se comprometió a hacer cuando alcanzó el poder con una moción de censura fundamentada en una engañosa sentencia judicial.

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