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02 de julio de 2024

El puntalAntonio Jiménez

El Día de la Marmota en Cataluña

Puede cambiar algún actor, sufrir el guion alguna que otra modificación pero la película termina siempre con el independentismo gobernando. Y eso es lo que ocurrirá tras los comicios de este domingo

Actualizada 01:30

Cambiar las cosas para que todo siga igual. Esa es la percepción «lampedusiana» o «gatoparduna» que me provocan las elecciones catalanas de este domingo. Pase lo que pase en las urnas nada será distinto y todo seguirá igual en Cataluña. Podrá ganar Illa al frente del PSC pero terminarán gobernando los independentistas. De los alemanes se decía lo mismo aplicado al fútbol. Es un deporte que juegan once contra once y siempre gana la selección de Alemania. Y así era hasta que en los últimos diez años irrumpió la magia del Bernabéu y del Real Madrid en sus noches épicas de «Champions» para arrebatarles a los alemanes esa condición de invencibles.

Esta disgresión me permite elogiar al equipo de mis amores futbolísticos y agradecerle las alegrías sobrevenidas que nos depara a cuantos profesamos la fe madridista en estos tiempos recios de disgustos , indignación , crispación y frustraciones entre quienes renegamos del «sanchismo».

Los triunfos agónicos, a veces inexplicables, del Real Madrid en sus noches de «champions» le conducen indefectiblemente a repetir finales europeas, una tras otra, como si el equipo y sus aficionados viviéramos felizmente instalados en el Día de la Marmota, expresión recurrente para referirse a algo que se repite constantemente, y que tanto contraría a sus rivales. Lo ha vuelto a hacer, comentan una y otra vez.

Esa sensación experimentada por Bill Murray en la película sobre la marmota Phil es perfectamente aplicable al Real Madrid y también a las elecciones catalanas.

Puede cambiar algún actor, sufrir el guion alguna que otra modificación pero la película termina siempre con el independentismo gobernando. Y eso es lo que ocurrirá tras los comicios de este domingo. O gobierna el independentismo de nuevo o se repiten las elecciones. No hay otra.

Las encuestas predicen un triunfo del PSC con Puigdemont y Junts echándole el aliento en el cogote a Salvador Illa como segunda fuerza política y primera secesionista.

En las urnas vencerán los socialistas, pero en la práctica ganarán como siempre los independentistas que si reúnen entre ellos la mayoría necesaria no dudarán en ponerse de acuerdo para gobernar , por más que se repudien . Si no fuera así contarán para hacerlo con Salvador Illa, el tonto útil del escenario electoral como le define Francesc de Carreras, que hará lo que le ordene Sánchez y éste le cortará la cabeza , si fuera preciso , para servírsela a Puigdemont.

Esta hipótesis confirma que apoyar al PSC resulta lo mismo que hacerlo a Junts o ERC . Salvador Illa no va a presidir la Generalitat, aunque gane los comicios, por que se la entregará a Puigdemont o Aragonés a cambio de que estos permitan que Sánchez siga en la Moncloa. Se andará con tacto, además, para no agraviar a uno u otro, especialmente al prófugo de Waterloo, no vayan a enfadarse y dejen caer a Sánchez.

El PSC dejó de trabajar hace tiempo por la legalidad constitucional y menos desde que sirve únicamente a los intereses de Sánchez en clara connivencia con los independentistas .

La sumisión y dependencia de los socialistas catalanes y del presidente del Gobierno al independentismo acaba de evidenciarse de nuevo con la OPA del BBVA a Banco Sabadell que hace una semana respetaban y ahora rechazan después de que ERC y Junts expresaran la inconveniencia política de apoyarla y menos en vísperas de unos comicios en Cataluña.

Tras las elecciones de este domingo, se repitan o no, Puigdemont seguirá tocando el tambor y Sánchez bailando a sus sones. El presente y futuro de los españoles seguirá dependiendo de una minoría política que condiciona, influye y decide las acciones del Gobierno mientras Cataluña continuará sumida en el Día de la Marmota y resignada a sufrir los efectos devastadores de un 'procés' interminable. Es lo que hay mientras el autócrata, así lo califica también Alfonso Guerra y no sólo la 'fachosfera', siga en el poder y el socialismo no vuelva a la senda del constitucionalismo.

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