¿A qué espera el PP?
Lo dejó caer hace dos días el PNV: Sánchez estaría tentado de convocar elecciones y hacerlas coincidir con una repetición en Cataluña
Lo dejó caer hace dos días el PNV y no suena descabellado: Pedro Sánchez estaría tentado de convocar elecciones generales y hacerlas coincidir con una eventual repetición en Cataluña. Todo ello al mismo tiempo que prepara una reforma para elegir por su cuenta a los vocales del CGPJ. Y todo ello mientras investigan judicialmente a su mujer y su hermano, lo que invita a pensar –presunción de inocencia mediante– que Pedro es el miembro más honrado de su familia.
Mientras tanto, da la impresión de que el PP no se está enterando de casi nada. Sánchez anunció un plan que carcome los elementos más elementales de nuestra democracia y pervirtió el artículo 1.2 de nuestra Constitución en pleno prime time, alegando que «todo poder emana de la soberanía nacional, es decir, del Congreso de los diputados». Vamos, que según él, cualquier mayoría circunstancial y temblorosa como la suya puede poner el país del revés sin mayor contrapeso. Y Rufián le dio tres ideas, que escuchó desde su escaño sin esbozar ni una mueca de rechazo: nombrar a los jueces a las bravas, sin mayoría reforzada, vetar a ciertas empresas de los concursos públicos e incrementar las sanciones a quienes difaman mientras ellos despenalizan las injurias al Rey.
Si Sánchez se anima a esa «doble jugada» que vaticina el PNV, el Partido Popular tendría un problema muy serio. Si Sánchez hace coincidir las generales con las catalanas se garantizaría una participación razonable en la comunidad que le permitió salvar los muebles el 23 de julio (y cuya abstención en las europeas le enterró el pasado domingo). A eso habría que añadirle que no tendría rivales a su izquierda, pues Podemos ya no existe y Sumar está otra vez en obras tras la dimisión semidesnatada de Yolanda Díaz. Súmale a eso, por último, que a la derecha le ha nacido una formación de al menos 800.000 electores impulsada con toda la intención desde la Moncloa, pues nadie habló de Alvise hasta que Sánchez lo metió en un mitin.
Por tanto, ¿a qué espera el PP para rearmarse? Lamento decirles que no quedan socialistas moderados para convencer. Quien vota a Sánchez a estas alturas –después de los indultos, la amnistía, el caso PSOE y el caso Begoña– es un fanático de la causa. No hay nada que rascar ni persuadir. O consigue convencer a su derecha o se verá otra vez contando escaños con los dedos.