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TribunaJosé F. Martín Cinto

La dignidad humana

Los cristianos y la Iglesia como tal están convencidos de que no se puede separar la Fe de la defensa de la dignidad humana, la evangelización de la promoción de una vida digna y la total asunción, del compromiso por la dignidad de todos los seres humanos

Actualizada 01:30

Empiezo diciendo, que en el Congreso del 15 de marzo de 2019, la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, decidió iniciar la redacción de un texto, subrayando lo imprescindible, del concepto de dignidad de la persona humana, en el caso de la antropología cristiana. Por supuesto, que fue considerado insuficiente y así, a lo largo de varios años, se sucedieron varios borradores, hasta que en el año 2024, el 2 de febrero, se hizo una nueva redacción, teniendo en cuenta, unas perlas específicas del Santo Padre, en el sentido de prestar más atención a las graves violaciones de la sociedad humana, que se producen en nuestro tiempo. Una vez estudiado a fondo todas las cuestiones, finalmente el 25 de marzo de 2.024 el Santo Padre aprobó la declaración sobre la dignidad de la persona humana, en el seno de la antropología cristiana y sin implicaciones a nivel social, político y económico. Sólo remarcar que en las tres primeras partes de la declaración se recuerdan los principios básicos y aclaraciones fundamentales, para evitar las frecuentes confusiones que se producen , en el uso del término 'dignidad'. Todo esto está recogido en la declaración Dignitas Infinita, que sobre la dignidad humana se ha publicado por deseo expreso del Papa Francisco.

Es imposible hacer un resumen completo, de un documento tan importante, pero me da pie a resaltar y tratar de explicar algunos temas que hoy en día están estrechamente relacionados con la dignidad humana, como por ejemplo, la pobreza, los emigrantes, la violencia contra las mujeres, la trata de personas, la guerra y otras de igual o más importancia.

Los cristianos y la Iglesia como tal están convencidos de que no se puede separar la Fe de la defensa de la dignidad humana, la evangelización de la promoción de una vida digna y la total asunción, del compromiso por la dignidad de todos los seres humanos, como se indica al principio de la elaboración del texto final sobre la dignidad humana.

Los temas elegidos en esta declaración no son, por supuesto, todos los que puedan ser, pero sin embargo todos los temas tratados son los que nos pueden aclarar varios aspectos de la dignidad humana, que hoy en día para muchísimas personas sólo existen en el subconsciente, como una nebulosa que no penetra en la conciencia de muchas personas. Como cristiano, sé que muchos no serán compartidos por varios sectores de la sociedad. Para evitar confusión, merece la pena resaltar, que en este documento se reconoce una cuádruple distinción del concepto de dignidad humana: ontológica, moral, social y espiritual, siendo la más importante la correspondiente a la dignidad ontológica, que corresponde a la persona como tal, por el mero hecho de existir y haber sido querida, creada y amada por Dios. La Fe, contribuye siempre a ayudar a la razón, en la percepción de la dignidad humana y por eso señala Benedicto XVI: «Sin la ayuda concreta de la religión, la razón puede ser también presa de distorsiones cuando es manipulada por las ideologías o se aplica de forma parcial, en detrimento de la consideración plena de la dignidad de la persona humana».

«Después de todo, dicho abuso fue lo que provocó la trata de esclavos en primer lugar y otros muchos males sociales, en particular la difusión de las ideologías totalitarias del siglo XX».

En el 75 aniversario de la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), el Papa Francisco aclaró que este documento es una vía muerta en la que se han dado pasos adelante, pero que se vuelve atrás otra vez. ¡¡El compromiso con los derechos humanos nunca se acaba!! Creo que es sobre la base del reconocimiento de la dignidad humana cómo se sostienen los derechos humanos fundamentales, que preceden y sustentan toda convivencia civilizada. Me parece muy importante hacer hincapié, que hoy en día más que nunca y ante tantas y tantas violaciones de la dignidad humana en todo el mundo, se está amenazando gravemente nuestro futuro la Iglesia, sin descanso, no cesa de alimentar la promoción de la dignidad de toda persona humana, cualquiera que sean sus cualidades físicas, psíquicas, culturales, sociales y religiosas y que ha reuniendo todo esto el Papa Francisco, de manera impecable, en su llamamiento a cada uno de nosotros, que dice textualmente: «A cada persona de este mundo, le pido que no olvide esa dignidad suya, que nadie tiene derecho a quitarle».

Esta dignidad de todos los seres humanos puede de hecho entenderse como permanente, ya que la dignidad de todos los seres humanos va más allá de todas las apariencias externas o características de la vida concreta de las personas.

Sólo he querido plasmar, lo más resumido posible, la dimensión infinita de la dignidad de la persona humana ya que hoy en día está siendo papel mojado en tantas y tantas partes de nuestro querido mundo.

  • José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Físicas
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