España
Al estar nuestro país inmerso en la Unión Europea no podemos quedarnos fuera y vivir como si siguiéramos siendo un país independiente y celoso de proteger nuestra fronteras y nuestras gentes
Empiezo a escribir este artículo sin saber muy bien por dónde empezar a relatar los continuos y variados desastres que se están produciendo en nuestro país y que nos están llevando, de manera que parece irrevocable, al final de una España que, hasta ahora, siempre salió adelante con bravura, honor y moral alta, haciendo de nuestra patria, uno de los países más antiguos del mundo y que, además, tuvo el imperio más importante que jamás existió y que estuvo protegido por la Fe Católica, que llevamos al mundo entero.
Periodistas y escritores, mucho más importantes que yo, ponen el dedo en la llaga en temas de candente actualidad y todos ellos relacionados con los continuos bandazos populistas de signo comunista con que nos obsequian todos los miembros del Gobierno de Pedro I El mentiroso.
Pues bien, voy a intentar comprender el porqué de tanta miseria, en un país de gente culta y bien preparada y que siempre dio muestras claras de estar dispuestos a defender hasta con la vida si fuese necesario, la patria y nuestra Fe Católica.
Creo que no es sólo un tema de orden interno, sino que creo que proviene de un nuevo orden mundial, siniestro y orquestado desde los dueños últimos del poder del dinero, que llevan tiempo desarrollando lo que popularmente se llama nuevo orden mundial y que en Europa está patrocinado por la propia Unión Europea, con la Agenda 2030, que parece de obligado cumplimiento. Al estar nuestro país inmerso en la Unión Europea no podemos quedarnos fuera y vivir como si siguiéramos siendo un país independiente y celoso de proteger nuestra fronteras y nuestras gentes.
Temas capitales en la Agenda 2030 son: por una parte el ateísmo radical como principio fundamental en todo y el desarrollo de algo tan espantoso para la humanidad como la ley LGTBI, que junto con su prima la ideología de género se ha introducido en todos los estamentos, teniendo una gran importancia, el aporte de los medios de comunicación, que todos ellos subvencionados adecuadamente de mil formas distintas, como telediarios, series y películas, programas de entretenimiento, etc., machacan todos los días y en todas partes las maravillas de semejantes abominaciones que van destruyendo al hombre sin remedio. Para colmo y como cabría esperar, se han introducido a nivel colegios y universidades, con tanta fuerza y obligatoriedad que, con el paso de los años, algo que era muy reducido y nada expandido, ahora todo el mundo se puede acoger a todo tipo de barbaridades, que nos llevan más y más a destruirnos poco a poco como personas y pasar a ser unos verdaderos esclavos, al servicio de los señores del mundo y del dinero.
Podría seguir hablando, llenar páginas con todo tipo de detalles, pero creo que eso sería perjudicial, porque queriendo hacer el bien, lo que haría es introducir nuevas ideas sobre lo que de verdad se quiere combatir. Personalmente, no doy la batalla por perdida y vuelvo a insistir en que tenemos que unirnos todos los españoles de cualquier signo bajo la batuta maravillosa del Humanismo Cristiano, de lo cual ya hablé en otro artículo y sigo creyendo como entonces que puede ser fundamental para parar este suicidio garantizado del mundo si se sigue por este camino. Vemos con alegría que en Italia han reaccionado y por eso llega a presidir el Gobierno una persona, en este caso una mujer, que con gran valentía defiende lo elemental del hombre: el honor, la moral, la rectitud de conducta, la diferenciación clara de hombre y mujer, la protección de la vida, la familia y la unidad de la patria. Por los muchos años que tengo, he tenido la suerte de vivir en España cómo se logró recomponer los horrores de la desastrosa Segunda República, que se pongan como quieran, nos llevaron de manera imposible de evitar a una guerra entre hermanos, y que se consiguió con perseverancia la paz entre todos los españoles otra vez. Desarrollamos una clase media muy fuerte, siendo prácticamente todos muy orgullosos de ser nada menos que españoles.
- José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Físicas