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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Toros en Santander

Ahora, la Feria del Norte por definición, prestigio y fuerza es la santanderina, con un empresario valiente y decidido como José María Garzón y una alcaldesa que defiende a ultranza la cultura taurina. Todos los días, llenazo y un gran ambiente

Actualizada 01:55

Tarde de toros en la preciosa plaza de Cuatro Caminos de Santander. La Infanta Elena en una barrera. Le viene la afición de generaciones, de su abuela Doña María de las Mercedes, y de su tía tatarabuela la Infanta Isabel, la Chata, protagonista de un popular romance de Rafael Duyos. La Infanta Elena, compañera constante de su padre en la plaza de Las Ventas, merece otro romance. La alcaldesa Gema Igual, a su lado, y Rita Allendesalazar, su grandísima y leal amiga.

El norte era fundamental en el año taurino. Bilbao y San Sebastián dominaban la tauromaquia del Ebro hacia arriba. Cuando desapareció el Chofre donostiarra, la Semana Grande de San Sebastián se convirtió en una Semana Chica. Y Bilbao ha decaído. Antonio Ordóñez, el torero más grande que ha parido una madre, el rondeño, decía que triunfar en Bilbao y San Sebastián era tan importante como hacerlo en Madrid o Sevilla. Y un escalón más abajo, estaba la Feria de Santander. Ahora, la Feria del Norte por definición, prestigio y fuerza es la santanderina, con un empresario valiente y decidido como José María Garzón y una alcaldesa que defiende a ultranza la cultura taurina. Todos los días, llenazo y un gran ambiente. A la entrada, un grupo de personas con camisetas amarillas, de esa ultraizquierda que aplaude el asesinato de los niños no nacidos y deplora la tauromaquia, abucheaba a los aficionados que llegaban a la plaza. La verdad es que no se entendía lo que gritaban. Un amigo alemán me preguntó por los antitaurinos. Le mentí. –Son unos aficionados enfadados porque no han conseguido localidades–. –«Ahorra» entiendo que estén tan «cabrrreados»–, sentenció. Con anterioridad al inicio de la corrida, –Cayetano Rivera, Juan Ortega y Roca Rey con toros de Puerto de San Lorenzo–, visité con mi querido amigo el doctor Casanova, catedrático de cirugía y jefe del equipo médico de la plaza, la enfermería. Sería conveniente que la plaza más importante del norte de España, hiciera un esfuerzo para modernizar sus instalaciones, querida alcaldesa.

Paso de intentar la crítica taurina. En El Debate tenemos la fortuna de contar con la sabiduría del extraordinario Andrés Amorós, que sabe de toros como de Teatro y Poesía. Mis nietos Pedro y Guzmán en el tendido, y el menda en un burladero del callejón, donde la lidia se vive y se oye. Abrazos de reencuentro con Cayetano y Curro Vázquez, aquel rubio que toreaba como los ángeles. Y un ambiente de fiesta grande en la plaza. Día de Santiago, Patrón de España, las cuadrillas en el paseíllo detenidas y respetuosas mientras la banda interpretaba –y muy bien–, el himno nacional.

Un gallo aparece en el ruedo. Nadie se atreve a atraparlo y devolverlo a su dueño. Cinco minutos de gallo esquivando las trampas de los areneros. Con la cursilería animalista que hoy impera en España, hubo que aguardar a que el gallo adoptara la sabia decisión de abandonarlo por determinación propia. Cualquiera se atreve a agarrar a un gallo y que éste pierda una pluma durante la captura.

Tarde de toros completa. Cielo encapotado y 24 grados de temperatura. Comentario de un sevillano en la barrera. –Estamos en el paraíso–. Un presidente raro que perjudicó a Juan Ortega por motivos que sólo él conoce. Pañuelos azules en muchos cuellos, y todavía, el público bien vestido, de fiesta, de toros. Lo decía Antonio Ordóñez en Ronda. "Me gusta ver al público con mujeres guapas y bien vestidas y hombres de corbata–. En lugar de gorriones, vuelos de gaviotas. Me recordó al Chofre de San Sebastián, y a la plaza de Gijón, que se ha librado de la alcaldesa tonta y animalista, y vuelve a tener feria taurina. Me gusta el vuelo de las gaviotas sobre el arte en movimiento.

Hoy, Santander es la Feria del Norte de España. Un tercio de la plaza ocupada por aficionados madrileños y andaluces, con Sevilla muy bien representada. –¡Viva el Betis!. Me volví y la voz venía de Rogelio, «Trifón», el fundador de «La Flor de Toranzo», bético hasta las cachas y montañés jándalo a orillas del Guadalquivir.

Pues eso, una tarde para guardar entre los mejores recuerdos.

Y Roca Rey, a hombros de los santanderinos.

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