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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Por supuesto: el PP debe llamar a Begoña

No sé en qué planeta habitan en Génova, pues no creo que exista un solo votante de su partido que comparta estas inexplicables cortesías con Sánchez

Actualizada 09:17

No son frases poco contundentes. Datan del pasado 17 de julio: «Ni fango ni bulos, se llaman delitos. Sánchez y Begoña están cercados por la corrupción, de ahí su histriónico nerviosismo y su intención de acallar a todos los medios de comunicación». Y la misma voz añadía: «Señor Sánchez, redacte la tercera y definitiva carta y váyase».

Unos meses antes, en fecha tan señalada como el 6 de diciembre, el día de la Carta Magna, la misma persona acusaba a Sánchez de «liderar un movimiento contra la Constitución» y aseguraba que «España vive la mayor crisis constitucional en 45 años».

Es decir, estamos ante alguien que exige la dimisión de Sánchez y que lo acusa de desarmar la democracia y la Constitución. Son acusaciones muy graves. ¿Y quién las ha proferido acertadamente? Feijóo. Por eso no se entiende la extraña cortesía del PP con Sánchez negándose a solicitar que su mujer, enfangada en un sonado caso de corrupción, comparezca en la comisión del Senado (donde los populares pueden conseguirlo cuando quieran merced a su mayoría absoluta). Y lo mismo reza con el hermano, David Sánchez.

Esta actitud no es nueva. En septiembre de 2018, ABC publicó bajo la dirección de Bieito Rubido una de las mayores exclusivas de los últimos años: Sánchez había plagiado su tesis doctoral. La noticia cobraba especial valor porque el flamante presidente había llegado al poder dos meses antes y con tan solo 85 escaños, merced a una turbia maniobra con los golpistas catalanes. Pero además acababa de alardear en el Congreso de que en Alemania aquel que es sorprendido plagiando tiene que dejar la política.

Con ese balón en la bota, el PP, dirigido entonces por Pablo Casado, no tenía más que chutar a puerta. Pero no lo hizo. Evitó hacer hincapié en el asunto de la tesis, tal vez para que no se revolviese sobre los estudios de su líder, donde aparecían ciertas hipérboles. Se desaprovechó una gran ocasión de ejercer la oposición.

¿Van a repetir ahora el error con los casos Begoña Gómez y David Sánchez? ¿A qué vienen semejantes cortesías con un mandatario que practica a diario el juego sucio, que insulta a la oposición y que según el propio líder del PP es un peligro para la democracia y debe dimitir?

El melifluo portavoz Borja Sémper supone un ejemplo de político del PP que encajaría sin demasiados problemas en el PSOE, un poco al estilo de aquel Lasalle que tenía Rajoy en Cultura, un «progresista» de manual. Sémper argumenta que «hacemos oposición a Pedro Sánchez, no a su mujer».

Ese razonamiento no sirve, pues todo está relacionado. Hay caso Begoña Gómez porque ella se ha beneficiado del paraguas de su marido, el presidente. Y hay caso David Sánchez porque ha sido enchufado en la Diputación de Badajoz mediante la evidente propulsión digital de su hermano. Por lo tanto, es perfectamente lógico llamar a ambos a la comisión del Senado, además de muy conveniente políticamente si de verdad se quiere hace oposición. Si compareciesen podría preguntárseles a la cara por los múltiples puntos oscuros que los cercan, que comprometen al presidente.

A modo de consuelo para su público, el PP asegura que llamará a Sánchez (y tampoco se entiende a qué espera para hacerlo). Pero el presidente es un profesional de la política con acreditada efigie de acero inoxidable. Sabría vadearse. Sin embargo, la mujer y el hermano carecen de tales tablas. Un buen interrogatorio podría sacar a relucir las fisuras de sus historias, lo cual constituiría un servicio público.

Lo de la esposa negocianta, a la que le regalan una cátedra extraordinaria en la Complutense sin título universitario, y lo del hermano teletrabajador con fiscalidad lusa, son casos claros de nepotismo. Al margen del recorrido judicial existe un precio político que está ahí. Cualquier presidente de una democracia más sana ya habría caído con lo que hoy sabemos.

El primer partido de la oposición no puede renunciar a los lícitos instrumentos de control parlamentario que tiene a su disposición, y menos cuando se trata de hacer frente a un mandatario que se está comportando como un aprendiz de autócrata. Mala decisión en Génova. ¿En qué planeta habitan? No creo que exista un solo votante del PP que apoye que renuncien a llamar a Begoña Gómez a la comisión del Senado para someterla a un interrogatorio a fondo y perfectamente legítimo.

El fiscal general, imputado. La mujer del presidente, imputada. El hermano de Sánchez, imputado. El anterior hombre fuerte del PSOE, Ábalos, mano derecha de Sánchez, con la roña hasta el cuello. ¿Qué más tiene que pasar para que empiecen a hacer una oposición contundente?

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