Se confirma: nos toman por idiotas

Es verdaderamente penoso ver que Napoleonchu y la ministra de Defensa se empeñan en intentar hacernos creer que no hubo ninguna negociación para sacar a Edmundo González Urrutia de Venezuela. Que solo fueron detalles técnicos sobre la entrada del avión y el movimiento de la caravana que lo sacó. Ah… muy interesante. Efectivamente, nos están llamando idiotas a la cara. Supongo que no quieren que nos acordemos de que González Urrutia estaba perseguido por la Justicia por haberse negado a comparecer en las tres citaciones que había tenido.

Así que, a ver si lo he entendido bien: España mandó el avión y las autoridades permitieron la salida sin más de un tipo perseguido por la justicia. Supongo que eso, cuanto menos, certifica la dependencia que tiene la justicia venezolana del Gobierno. O ¿es que los perseguidos por la justicia pueden salir del país solo porque un Gobierno extranjero quiere darles asilo político? Esto sí que es algo único. Y, si la justicia venezolana es independiente, supongo que procederá contra Maduro y asociados por no impedir la fuga del prófugo de la justicia. Pero nada, Napoleonchu y Robles seguirán insistiendo en que no se ha negociado nada y que Maduro es tan buenérrimo y caritativo que consintió la salida de un prófugo de una justicia que ahora tiene razones para proceder contra él. No paramos de mejorar.

Y nos dicen también Napoleonchu y su equipo que no han dado nada a cambio de la libertad de González Urrutia. Falso, como es evidente. Han regalado a Maduro la solución de un problema que él no sabía cómo resolver. Porque si finalmente encarcelaba al ganador de las elecciones, los problemas en la escena internacional podían acrecentarse. Y, a más a más, le han regalado el sacarle del país sin reconocer su vitoria electoral. A eso le llama Napoleonchu no haberle dado nada. Con un par.

La realidad es que, desde que aterrizó en España, Edmundo González ha estado desaparecido. Con lo que les gusta a los políticos una foto de un acto que venden como un triunfo de su gestión, esta es la primera vez que treinta horas después de ese éxito —a la hora de escribir esta columna— no hay ni una imagen de González Urrutia pisando suelo español. Ya decíamos ayer que el secretismo del Gobierno sobre su alojamiento es absolutamente incomprensible: dicen que por seguridad e insisto en que no me creo que sea para protegerle de sus enemigos bolivarianos. Aquí, la única seguridad es evitar, durante el máximo tiempo que sea posible, que él hable.

En todas las salidas de opositores al régimen de Venezuela en las que ha participado José Luis Rodríguez Zapatero, él ha puesto una condición a los presos políticos a los que ha ayudado a conseguir la libertad: guardar silencio y no contar nada de su papel en la operación. Pero esos presos, una vez fuera, acaban diciendo lo que quieren. Uno de los hechos que más claramente demuestran que la salida de González Urrutia no ha sido por voluntad propia es que una hija suya se ha quedado allí de rehén del régimen. ¿Quién busca una situación así? Edmundo González Urrutia tiene muchas razones para permanecer callado. Esperemos que se atreva a romper con el chantaje cuanto antes.

Y un último punto. ¿No les parece sospechoso que toda esta operación en Venezuela coincida con la visita de Sánchez al presidente chino, organizada por el despacho de lobby de Zapatero? ¿Hay mayor protector de Maduro que China o Rusia? A ver si no nos estamos dando cuenta de que además de cambiar la Constitución, nos están cambiando de bloque y nosotros mirando a la luna.