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HorizonteRamón Pérez-Maura

Hacer el ridículo en televisión

Después de más de una hora cotejando el ADN de medio mundo, al final el programa concluye, 'Deux ex machina', con la decisión de que Cristóbal Colón era un judío sefardí valenciano. ¿Contra quién se compara el ADN de la familia Colón, logrado con tanto esfuerzo, para llegar a esa conclusión? Con nadie

Actualizada 22:35

Confieso que vi el documental «Colón ADN. Su verdadero origen» que emitió Televisión Española el pasado sábado con mucha expectación. Me pareció que ir presentando una investigación científica como si fuera un concurso de televisión tenía cierto atractivo, pues hacía todo más ameno. Y mientras lo estaba viendo me alegré mucho de que nuestra televisión pública dedicara a un hecho histórico y científico su hora de máxima audiencia de los sábados por la noche. En estos tiempos es una anomalía ver programas de calidad en casi ninguna televisión. Yo admito que las cadenas privadas están en su derecho de hacer el tipo de programación que les pueda dar un mejor resultado económico. Y si pierden dinero, pues tendrán que mejorar la oferta. Pero a las televisiones públicas que pagamos con nuestros impuestos sí se les puede exigir mayor calidad. Durante buena parte de la emisión, eso era lo que me parecía que me estaba ofreciendo TVE: un programa de calidad.

El profesor Lorente, de la Universidad de Granada, en una investigación de 20 años, consiguió el ADN algo defectuoso de Cristóbal Colón y de bastante calidad de su hijo Hernando. Con esa arma científica se va cotejando las diferentes teorías sobre el origen de Colón. La comunicación a cada uno de los representantes de esas tesis sobre el origen del Almirante se iba haciendo como la de las eliminatorias de un concurso. Por cierto, algunos de ellos recibían la noticia con flagrante indiferencia. No sé si porque ni ellos mismos creían en el origen que atribuían a Colón o porque el proyecto científico no les merecía crédito. Pero desde el punto de vista de una producción televisiva, el resultado es bueno. Y precisamente porque lo era, la conclusión fue de un ridículo monumental.

Después de más de una hora cotejando el ADN de medio mundo, al final el programa concluye, Deus ex machina, con la decisión de que Cristóbal Colón era un judío sefardí valenciano. ¿Contra quién se compara el ADN de la familia Colón, logrado con tanto esfuerzo, para llegar a esa conclusión? Con nadie. Es como si se llegase a esa determinación por eliminación de las demás opciones. Y si eso es así, de científico tiene muy poco.

Ya Salvador de Madariaga había aventurado la hipótesis de que Colón era judío. Es posible, pero parece dudoso que el ADN tenga algún papel en la determinación de ese origen. Es muy sorprendente que se haya determinado que además de judío es sefardí porque en un sentido estricto de ese término, sefardíes son los descendientes de los judíos expulsados de España y Portugal. Y de España fueron expulsados en 1492, mientras que se estima que Colón nació en 1451 y, en todo caso, en 1492 descubrió América. Y no precisamente porque le expulsaran de España

En fin, qué quieren que les diga. Cuando acabó el programa, todo mi gozo en un pozo. Buena producción, pero endeble tesis que no es más que una más.

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