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Editorial

Cortinas de humo

Ninguna campaña del Gobierno puede desviar ya la atención sobre el debate real: la urgencia nacional de ir a las urnas

Actualizada 01:30

La escalada del Gobierno contra la independencia judicial, ya endémica, ha encontrado un nuevo escenario para agudizarse con el insólito ataque de varios ministros al concepto de presunción de inocencia, clave en un Estado de derecho decente.

La excusa utilizada, una sentencia absolutoria del futbolista Dani Alves, no tapa el objetivo real: poner en solfa las sentencias contrarias a los intereses del líder socialista, que exige impunidad y entra en cólera cuando no la consigue.

De eso va la barbaridad soltada por María Jesús Montero, como también el infame ataque a las universidades privadas: de desviar la atención sobre los formidables problemas de Sánchez, que deberían llevarle a convocar elecciones con urgencia, y configurar un relato contra la Justicia que justifique, tal vez, indultos autoconcedidos si llegan los fallos condenatorios o en todo caso soflamas de supervivencia en esos casos en los que, a las responsabilidades penales, deben acompañarle las políticas.

En todo caso, la degradación democrática cubre un nuevo hito con un Gobierno de cartón piedra, sin mayoría parlamentaria, insumiso a la Constitución, incapaz de aprobar nada que no sea lo impuesto por sus aliados y dispuesto a agitar la convivencia hasta extremos intolerables para despistar a la sociedad y esconderse tras el ruido.

No hay que confundirse, pues, al respecto de la naturaleza y el objetivo de otra cortina de humo. Se trata de huir de la evidencia de que Sánchez encabeza un Gobierno ilegítimo, bloqueado e intervenido por unos socios que solo le respaldan a cambio de su ayuda en la destrucción del orden constitucional.

Y silenciar el único debate que debe ocupar el espacio público: la condena a todo aquel que ataque a la separación de poderes y la inaplazable necesidad de que los españoles puedan decidir sobre su futuro.

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