Cartas al director
Leer en paz
En este Día del Libro 2022 nos repetimos al recordar cuán beneficiosa es la lectura para el ser humano. Nos brinda conocer otros mundos, acerca a otras vidas, amplía nuestro vocabulario, divierte, abre nuestra mente, permite la reflexión.
En resumen, es una herramienta para mejorar como personas. Pero hacen falta ciertas condiciones para llegar con ilusión al hábito de leer. Desde la infancia, sin ser obligados, hasta la juventud para seguir disfrutando del momento de abrir un libro… y así seguir en la madurez y vejez, a veces se encuentra aún más sabor y valor en relecturas de juventud. Hay que mantener la motivación de la mano de la curiosidad. Requiere dedicar tiempo, necesariamente rescatado de otras actividades adictivas como la TV, los videojuegos…
Me gusta cuando veo a alguien leyendo en cualquier medio de transporte, más si es joven y ha preferido un libro al teléfono móvil.
Que en el hogar familiar haya adultos lectores y un lugar destacado para los libros es un primer paso para que los más jóvenes sientan interés por la lectura. Pero deseo destacar que lo mejor es leer en paz y no me refiero a ese rincón con cómoda butaca y buena luz, perfecto para la concentración lectora, no, no. Quiero subrayar lo poco que se podrá leer en un mundo de violencia, en guerra, cuando hay que estar alerta, correr a un refugio, rescatar lo esencial para sobrevivir si tu casa ha sido destrozada.
Por eso hoy dedico estas líneas a todos los que sufren así, no solo en Ucrania. A los soldados que quizá recuerden un libro leído con gusto y a mano solo hay un fusil, a las madres que aún recuerdan cuentos para sus hijos a la hora de dormir, olvidando por un rato el triste panorama alrededor. A quien volvió a casa y descubrió que además de las sartenes, algún libro sigue en su sitio y ha desafiado a un proyectil. Habría que enviar libros a esos niños que en Siria, Afganistán, Ucrania, Yemen (triste lista) se han quedado sin escuela. Alimentos, libros y paz para ellos.